23.11.09

Y van tres.

Cuando uno encuentra, por esos mundos virtuales de la información, un artículo que podría suscribir de principio a fin entra en una especie de nerviosismo y tiende a tener un subidón (más o menos grande dependiendo del momento) de su autoestima. ¡ No está uno sólo!

Bromas aparte esto de no estar sólo es algo que ya sabíamos aquí en El Pizarrin, sobre todo en esto de la Orden de Incentivos o Plan de Calidad, que por tercera vez (aunque la anterior Consejera afirmara que no se había votado y por tanto no se `podía considerar fracaso) vuelve a llevarse a los centros, esta vez con el trapacero ardid de la inspección educativa de que se adhiera el centro o no, va a tener que realizarse lo mismo pero sin cobrar. Lógicamente de esto sólo hay comentarios verbales, por lo que en realidad "nunca se ha dicho", al igual que la negativa de la Inspección educativa y de los políticos de la Consejería a dictar normas que preserven el derecho de los docentes que no se han acogido a este disparate pero que imparten clase en centros que sí se han acogido y a los que se presiona de manera constante con la frase de que todo lo que hay en el Plan de Centro es de obligado cumplimiento, obviando que los objetivos de ese mal llamado Plan de Calidad deben ser específicos y concretados, pero sobre todo de obligado cumplimiento sólo para aquellos y aquellas docentes que han suscrito el compromiso de realizarlos..

Pero en fin, lo que interesa es que la Consejería se cuelgue la medalla. Si hay mejores resultados (debe haberlos ya que tras dos cursos no hay una sola valoración negativa de los que cobran este Plan) la Consejería se colgará la medalla al haber pagado 7000 euros a los docentes, pero si fracasa el Plan y no hay mejores resultados, también se la colgará porque ¿qué más se puede hacer si hasta les ha pagado 7000 euros a los docentes para mejorar los resultados?

En fin, os dejo este artículo que firma José Calvo, en ABC el pasado Sábado.




Vuelta a las andadas.
JOSÉ CALVO POYATO Sábado , 21-11-09

La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía vuelve a las andadas, es decir, reincide en una mala costumbre, ante los pésimos resultados que en diferentes barómetros presenta el sistema educativo en nuestra comunidad. Si el informe PISA sobre las capacidades del alumnado nos dejó tiritando, el informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) acerca del abandono escolar, arrojó un nuevo jarro de agua fría para nuestro sistema educativo. La contundencia de las cifras no necesita de muchos comentarios. Si en el quinquenio de 2002 a 2007 el abandono escolar en la Unión Europea había pasado del 17´1 al 14´8 por ciento, en España para el mismo periodo las cifras de abandono habían evolucionado del 29´9 al 31´0 por ciento. Por lo que se refería al número de alumnos que habían de repetir algún curso en la enseñanza secundaria, el panorama es tan desalentador como en el caso del abandono escolar. La media en los países de la OCDE se ha mantenido prácticamente invariable en torno al tres por ciento, mientras que en España estamos por encima del 16. El siguiente país en número de alumnos repetidores es Portugal, con un 13 por ciento, y el tercero, Luxemburgo, ya no llega al 8, la mitad que en España.

¿Es la repetición de curso consecuencia de un alto nivel de exigencia para nuestros alumnos? ¿Se les obliga a un desmedido esfuerzo, muy superior al de los otros países de la OCDE? La respuesta es un no rotundo. El informe PISA dejó claro que nuestros alumnos ocupan un pésimo lugar en cuanto a su nivel de conocimientos en matemáticas, ciencias y lectura. Una situación que, opinión de los expertos de dicho organismo, puede convertirse en un grave lastre para la economía del país en un horizonte temporal no muy lejano. Andrés Fuentes, uno de ellos, señalaba refiriéndose a España que: «El porcentaje de jóvenes con una escasa educación en el mercado laboral es inusualmente grande para un país rico».

En Andalucía las cifras son más alarmantes que en el conjunto de España. Los alumnos andaluces salen entre los peor parados en el informe PISA y el abandono escolar está varios puntos por encima de la media española. Son muchos los profesores que esperan de las autoridades educativas una actuación muy diferente a la que nos han legado casi media docena de leyes en tres décadas, para hacer frente al fracaso y al abandono escolar, así como a muchas de las dificultades a las que se enfrentan en el desempeño de sus tareas cotidianas. Las causas del problema que aqueja a nuestro sistema educativo son profundas porque se lleva muchos años jugando con fuego. No es la menor de ellas la posibilidad de desarrollar el trabajo en las aulas en un clima sosegado. Hay demasiados centros en los que brota, cada vez con más frecuencia, lo que ha venido en llamarse violencia escolar. Un problema ante el que los docentes, en las actuales circunstancias, es poco lo que pueden hacer.

Ante este panorama la consejería de Educación insiste en una iniciativa por tercer año consecutivo: ofrecer a los profesores 7.000 euros de incentivo económico para que acepten un plan que haga disminuir el fracaso escolar. Es decir, los centros cuyos profesores acepten la dádiva se comprometen a un aumento sustancial del número de aprobados entre sus alumnos. Muchos profesores se sienten ofendidos y hasta humillados cuando se les plantea una mejora de retribuciones a cambio de un mayor número de aprobados. Los profesores andaluces han rechazado de forma masiva -hasta el momento en dos ocasiones- la propuesta de los 7.000 euros. Pero la consejería de Educación, como decíamos al principio, insiste en el planteamiento y vuelve a las andadas por tercer año consecutivo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el problema de confundir el culo con las temporas.
No entiendo la razón por la cual la consjería no se da una vuelta por como se educa en Castilla y Leon, igual costo pero resultados en el PISA por encima de la OCDE.
El dinero no lo es todo, si los padres siguen sin tomar las riendas de la educación de sus hijos dejando solo la instrucción a los docentes, mal vamos.
Para finalizar, durante 2000 años nuesttos antepasados no lo hicieron tan mal, quizas no fueran muy instruidos, pero desde luego al menos eran educados.
A ver si en lugar de inventar la gaseosa, llegamos a utilizarla como es debido.
Saludos, pizarrín.
Madre de Malaga. Angela.

Pepe dijo...

Cuanta razón tienes Ángela, y permíteme el tuteo.

Desde hace años los políticos, vengan de donde vengan, ven la educación como un espacio al que es necesario hacer referencias continuas, llenarlo de programas, proyectos, curriculums, alejados de la realidad y sobre todo de la necesidad real de los alumnos y alumnas, exclusivamente con el fin de no dotar a esa educación pública de una solidez, de una misión de transformación y cambio de la sociedad que haría peligrar sus cargos y prebendas.

El soborno que se pretende hacer a los centros públicos con este Plan de Calidad, es una gresión no sólo al profesorado, sino a las familias a los alumnos y alumnas y al sistema en general. Sólo se pretende dejar caer la idea de que en los centros se trabaja poco (adelantamos el curso), que hay que pagar más para rendir (los fasmosos 7000 euros), que hay que endurecer los controles a los docentes porque faltan mucho (nuevos reglamentos de Organización), etc... obviando que no se cubren las bajas, que se utiliza al docente de apoyo a los chavales que más lo necesitan para sustituir condenando a la parte más débil a seguir siempre así, que no se forma al profesorado adecuadamente, que la mayoría de los proyectos y programas se coordinan dentro del horario de recreo y/o guardias de los centros porque en realidad lo que interesa es que haya estadisticamente un gran número de programas y proyectos, sin importar lo que hay detrás.

Si aplicásemos a la sanidad el modelo de bilingüísmo andaluz, en el que un alumno recibe enseñanza bilingüe y su compañero de pupitre no, porque no se han previsto plazas para todos, no sé qué pasaría.

Por eso, a lo mejor, los políticos tienen a sus hijos en centros concertados.

Al menos aún hay gente que en todos los ámbitos seguimos defendiendo y poniendo nuestro pequeño granito de arena para que lo público, lo de todos y todas, siga adelante.

Gracias Ángela.