9.6.11

Distorsionando la evaluación.


Ahora que se cierra el curso y llegan las evaluaciones, los docentes de a pie nos encontramos con las Pruebas de Diagnóstico y ahora además las pruebas Escala. Ni que decir tiene que en pleno final de curso, cuando hay que cerrar aquellos flecos que nos han ido quedando, cuando hay que dar a cada alumno y alumna los apoyos necesarios para que supere sus dificultades, debemos emplear nuestro tiempo (no sé si sería mejor decir perder nuestro tiempo) en corregir unas pruebas que han costado un dineral y que van a servir para dar una nueva estadística a nuestra administración, porque no olvidemos que lo que de verdad va a ser válido es la calificación que a final de curso se inscriba en el expediente de cada alumno/a.

Es decir, que en vez de dedicar tiempo a trabajar con los alumnos/as hay que dedicarlo a corregir unas pruebas cuando 20 días después se va a volver a evaluar a los mismos alumnos y alumnas. ¿Tiene sentido ese gasto de dinero y de esfuerzo en este momento tan delicado del curso? Es más, ¿tiene sentido esta prueba tal y como está concebida ahora mismo?

La verdad es que, y me repito mucho, todo esto responde por un lado a esa desconfianza del sistema sobre sus profesionales y por otro a esa "necesidad" de la Administración de vender una imagen de implicación en la educación que se queda en poco más que esto.

Si se desconfía del profesorado ¿por qué no se hacen unas pruebas realmente externas a la Administración diseñadas, aplicadas y corregidas por personal experto (que se demuestre esto, claro) pero sobre todo ajeno a la administración? Porque no olvidemos que los mismos que imparten las enseñanzas corrigen y mecanizan los resultados, aunque siempre habrá un "control" sobre ellos, mientras que si no hay ese "control" a lo mejor los resultados no sirven para el fin propuesto que no es otro que justificar el estado de la educación.

Y podría hablar largo y tendido sobre esto pero creo que la idea la dejé clara y por si acaso aquí os dejo un enlace del 2005, que ya ha llovido pero que mantiene su vigencia tras 6 años, seis, de pruebas y distracciones y seis años de no querer afrontar la realidad por donde se debe que no es sino plantear las necesidades y realidades de cada centro y desde ellos comenzar a trabajar. La educación no se construye desde arriba, desde Planes y Proyectos diseñados desde una cúpula sino desde Planes y Proyectos diseñados desde la realidad de cada pupitre concreto con nombres y apellidos.

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