28.6.11

La escuela es "asín". (VI)



Encuentro en este blog los artículos que os copio a continuación. Cualquier parecido con la realidad podría quedarse corto. En fin, leedlos y pensad si alguna vez habéis visto o vivido algo parecido. Yo me temo que sí.









CONCIENCIA DE CLASE


Doy Inglés en un Centro de Actuación Educativa Preferente de Sevilla. Cualquiera que se dedique a esta profesión puede suponer que aquí los niveles son bajos y que hay problemas serios de disciplina... Pues no.
Un señor entra a mi clase. Explico algo de teoría (lo mínimo) y hacemos unas actividades. La atención de la mayoría de los alumnos, como es habitual, brilla por su ausencia. Unos se insultan. Otros interrumpen cada dos por tres. Los hay que tardan un rato en sacar el material o que pasan el tiempo haciendo dibujos. Una llama a gritos por la ventana a no sé quién que está en el patio.
Al señor no se le ocurre otra cosa que empezar a hablarles en inglés. Ellos responden a todo que yes, que yes. Al momento se percata de que no le entienden. Se enfada y se va del aula mientras los niños preguntan quién es ese tío, del que han pasado bastante cuando les ha preguntado. Por lo visto ha ido a hablar con la Dirección, indignadísimo, porque no concibe un nivel tan bajo y un comportamiento semejante del alumnado. Lo mejor es que me achaca a mí la culpa de todo. ¿Dónde se pensaba este hombre que había entrado? Parece que no sabe qué es un grupo bomba ni lo que es un centro como el nuestro.
Definitivamente, el Inspector no tiene ninguna conciencia de clase.


VISITA DE INSPECCIÓN


El señor inspector nos pide la programación a todos los miembros del departamento. Se nos mete en clase, nos pide las adaptaciones, programas de recuperación, de refuerzo y cualquier cosa que se le pasa por la cabeza. Después de todo esto comprueba que yo voy con retraso respecto a mis compañeros de departamento, porque aún estoy en el tema 2 mientras que ellos ya tienen avanzado el 4. Ni siquiera puedo decir que a partir de ese momento ese señor empiece a cuestionar mi trabajo y profesionalidad, porque lo que realmente ocurre es que directamente me dice que no sé hacer mi trabajo y que me va a abrir un expediente por ello. No doy crédito a lo que estoy escuchando. Le digo que en ninguna normativa pone que te puedan expedientar por algo así. Insiste en que sí que se puede y que lo hará.
Mi estado de nervios inicial va dando paso al de rabia e indignación. Tras hablar con varios compañeros, decido ponerme en contacto con el sindicato USTEA. Afortunadamente su intervención es determinante para que la cosa se paralice.
La cacería ha comenzado y no usan balas de fogueo.


LA REALIDAD SUPERA LA FICCIÓN


(Interior de una sala de reuniones. Asientos cómodos y de primera calidad. Hombres, muchos hombres.)
DELEGADO: Os he reunido para transmitiros una directriz capital para el éxito de nuestro sistema educativo. (Pausa. Observa a su auditorio.) Vamos a hacer un estudio pormenorizado del número de alumnos y alumnas que aprueba cada profesor. Trabajaremos con datos concretos y porcentajes de aprobados a nivel andaluz. Y es aquí donde vosotros jugáis un papel imprescindible: vais a estar encima de quienes no lleguen a la media de aprobados. Vais a aburrirles a papeles, informes, reuniones... Entraréis en sus clases por sorpresa. Les mandaréis que hagan los cursos más peregrinos del CEP. Les pediréis de todo, por absurdo que sea, pero que acaben aprobando o les irá mal, muy mal. (Los inspectores se incomodan en sus asientos. Uno levanta la mano.)
INSPECTOR 1: ¿No es un poco excesivo?
DELEGADO: ¿Excesivo? Que sigamos siendo el hazmerreír de España y de Europa en el Informe PISA, eso sí es excesivo. Y no podemos volver a permitírnoslo. Hay que reducir el fracaso escolar como sea. ¿Entendido? Como sea. (Pausa. El aire se puede cortar.)
INSPECTOR 2: Quizás no sea esa la mejor forma de reducir el fracaso escolar.
DELEGADO: Vosotros no estáis aquí para decidir, sino para ejecutar. Las decisiones vienen de arriba y no son discutibles. Asunto concluido. No se hable más. Esto es lo que hay.
(Algunos inspectores muestran su malestar, pero son los menos. La mayoría asume disciplinadamente el discurso, sin cuestionarlo siquiera. Es la hora de la pausa.)


(Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia)

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