7.2.11

Profundiza en Sábado. ¿Cuándo si no?


Por si fuera poco leo esto que os adjunto en este medio.

No solo vamos a trabajar casi con seguridad en Julio sino que ahora, casi de rondón, aparece este programa, Profundiza, con el que nuestros alumnos y alumnas podrán también ir a los centros los Sábados. Eso sí estará dirigido por los docentes que "acrediten" buenas prácticas (según lo que considere la Consejería como modelo de acreditación) . (Creo que no seré elegido)

Enlazando con la entrada de ayer aún recuerdo cuando de niño, y durante un perido no muy largo, los Sábados íbamos a clase y luego a misa. Al menos ahora se ha suprimido la misa.


Clases los sábados para despertar el interés por la ciencia y la investigación del alumnado andaluz
El programa ’Profundiza’ está dirigido por docentes que destacan por sus buenas prácticas y su trayectoria en aplicar la investigación al aula


SEVILLA, 5 Feb. (EUROPA PRESS) -

Los alumnos andaluces de segundo y tercer ciclo de Primaria a los que les interese la ciencia y la tecnología están de enhorabuena, ya que ahora podrán recibir clases los sábados sobre estas materias gracias a la puesta en marcha del programa ’Profundiza’.

Se trata de un plan de profundización de conocimientos a través del que podrán participar en proyectos de trabajo que, tomando como centro de interés temáticas del ámbito científico y tecnológico, les permitan abordar el conocimiento desde otras perspectivas y desarrollar sus competencias básicas, convirtiéndolos así en agentes activos en la construcción de sus aprendizajes.

Estos programas, según datos de la Consejería de Educación a los que tuvo acceso Europa Press, se desarrollarán los sábados por la mañana en centros educativos distribuidos por todo el territorio de Andalucía y serán dirigidos por profesorado destacado por sus buenas prácticas y su trayectoria en la aplicación de la investigación al aula, así como en el acercamiento del mundo científico al alumnado.

Para participar en el programa, el alumnado debe rellenar la correspondiente solicitud en la Secretaría del centro o descargarla desde la web de la Consejería de Educación y entregarla debidamente cumplimentada en su propio colegio junto con la redacción de un trabajo de investigación sobre un tema del ámbito científico-tecnológico que sea de su interés. El plazo para la entrega de estas solicitudes en el centro finaliza el 17 de febrero.

Los centros educativos también pueden solicitar ser centros de referencia para el programa ’Profundiza’. Para ello, la persona titular de la dirección del centro deberá solicitarlo por escrito a la persona titular de la Delegación Provincial de la Consejería de Educación mediante el modelo de solicitud remitido al centro. Este modelo también puede ser descargado de la web de la Consejería de Educación. El plazo de entrega de esta solicitud finaliza el 15 de febrero.

Asimismo, el profesorado también puede participar. Para ello, deberá remitir la correspondiente solicitud a la persona titular de la Delegación Provincial de la Consejería de Educación, adjuntando un currículum en el que quede reflejado la formación específica que tenga relación con este campo, la participación como ponente en acciones formativas relacionadas con la temática, así como la experiencia en el desarrollo de proyectos de investigación en el aula. Al igual que en el caso de los centros, el plazo de entrega de solicitudes por parte del profesorado finaliza el 15 de febrero.


6.2.11

El Parque.

Sin muchas veces saber uno el porqué le vienen a la mente recuerdos, imágenes, olores. Hay algo que un momento muy determinado te activa en algún lugar de la memoria un resorte que te hace desconectar del momento y sumergirte en un tiempo anterior que estaba guardado a la espera de volver a ser vivido.


La infancia es un paraíso y dentro de él se encuentra tu escuela como parte íntimamente enraizada en el mismo. Corrimos, jugamos, lloramos, aprendimos, vivimos en definitiva una parte importante de lo que hoy somos entre sus muros y ella, a cambio, nos dejó grabados esos momentos dentro de nosotros para poder disfrutarlos de nuevo.


No hace mucho pasé por mi escuela. Se llamaba Grupo Escolar Juan Armario, escrito en un magnífico frontal de azulejos en medio de su fachada, aunque todos lo conocíamos como "El Parque". Hoy día ya no es un colegio y el que lleva su mismo nombre está en la entrada opuesta del pueblo.


Me dolieron los adentros al verlo deteriorado, avejentado y un poco olvidado. Sólo y vacío. Y mientras pasaba con el coche a su lado, en unos instantes que no sabría cuantificar, me vinieron a la mente, como en una proyección acelerada, muchos recuerdos.


Me vi alineado en el patio cantando una canción patriótica mientras se izaba la bandera. Vi a D. Francisco García entrando por la puerta de la clase con sus gafas de pasta. Me encontré llorando de vuelta a casa porque Dª Eloísa, la directora, me había visto las manos sucias al entrar ya que mi maleta (entonces llamábamos así a las mochilas) tenía el asa de plomo y el sudor me había despintado.


Eché de menos aquellas maquetas de animales que mostraban sus interiores, llenos de color, y que se colgaban del pasillo del centro. Me pareció ver por la ventana de la primera planta a la Srta. Francis con la cartilla de Amiguitos en la mano. Por un momento sentí el tacto del baby, a cuadritos azules, que llevábamos los niños en el patio y la textura de los restos de tierra en los bolsillos.


Y me vi marchando hacia casa de mis abuelos, tras las "permanencias", subiendo la Calle de los Pozos y oliendo el recio sabor del picón recién prendido en las puertas, sobre los escalones de entrada, en pequeñas latas y cubiertas por papel de chocolate, en un adelanto del calor íntimo que con las primeras oscuridades del día trasladaría a las mesas camillas la vida de las casas de aquellos tiempos.


Luego, casi como vino, la realidad se hizo presente y mis días en El Parque quedaron atrás aunque sé que cuando quieran, cuando me hagan falta en algún momento, volverán.

4.2.11

Lectura y Escuela, ¿algo que ver?


¿Qué tiene que ver la promoción de la lectura con la escuela?

por Cecilia Bajour en Revista Imaginaria


Texto de la conferencia pronunciada por la autora en el 14º Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, organizado por la Fundación Mempo Giardinelli (Domo del Centenario de la ciudad de Resistencia, Provincia del Chaco, Argentina; 19 al 22 de agosto de 2009).

Las bibliotecas escolares en sus diversos modos de ser y manifestarse suelen ser el foco de muchas de las actividades y experiencias vinculadas al concepto de “promoción de la lectura”.

Desde la segunda mitad del siglo XX, con desigual desarrollo según las circunstancias en que se desenvolvió la escolarización, comenzaron a convivir en tensión dos discursos sobre la lectura en las etapas de la infancia y la adolescencia: el ligado a la lectura de estudio, casi siempre relacionada con la obligatoriedad, y el que tiene que ver con la lectura libre, a la que luego se asoció la idea bastante difusa del placer.

El cruce de ambos discursos fue posible gracias al pacto entre la escuela y otras experiencias externas a ella, principalmente aunque no de manera exclusiva, por parte de las bibliotecas públicas. La experiencia de algunos bibliotecarios en torno a unas prácticas lectoras caracterizadas por la libertad, el juego y la diversidad de formas de llegada al libro y otros soportes comenzó a formar parte de la vida escolar transformando algunas prácticas tradicionales del aula e impulsando nuevas formas de relacionarse con la cultura en la escuela. Como resultado de esa alianza, no sin contradicciones, enseñar a leer y promover la lectura se convirtieron en dos objetivos escolares entramados en una relación a la vez saludable y difícil. (1)

Pero, ¿de qué hablamos cuando decimos “promoción de la lectura” en el marco de la escuela? ¿La escuela necesita “promover” la lectura si precisamente desde que existe está atravesada por ella más allá de cómo lo haga?

Como todo proceso cultural, es productivo e interesante mirarlo con perspectiva histórica para evitar aplanarlo con generalizaciones o prejuicios.

Como decíamos, la palabra “promoción” viene con carácter de importada a la escuela ya que no nació con ella aunque haya sido la que le dio entrada. Se trata de un campo de prácticas bastante heterogéneas que reúne actores diversos interesados fundamentalmente en la literatura infantil y juvenil y otros sistemas culturales ligados a la infancia y la adolescencia. Actores tales como narradores orales, talleristas, feriantes, escritores, ilustradores, bibliotecarios, etc., que pueden ser independientes o vinculados a diversas instituciones educativas formales o informales o al mercado editorial (para el que la idea de promoción de la lectura se cruza con la idea de marketing por medio de estrategias y resultados; y que es interesante mirar en su complejidad, tanto como fenómeno de mercado como de estrategia cultural). Dentro de la escuela, como planteaba Graciela Montes en su artículo “Ilusiones en conflicto” (2), hubo y hay maestros y bibliotecarios que quieren intentar otros caminos en “la vida del leer” y que entonces se posicionan del lado de la “promoción de la lectura” propiciando la entrada de esos otros actores culturales. En la mayoría de los casos estos actores múltiples, tanto de adentro como de afuera de la escuela, plantean modos de relacionarse con la lectura que tienen sus características propias, que intentan diferenciarse de algunas prácticas y tradiciones pedagógicas y curriculares muy arraigadas en la escuela —asociadas fundamentalmente con lo normativo, prescriptivo y academicista— y que cuando hacen su entrada confluyen y a la vez tensionan con ellas.

La promoción en su versión más simplificada y menos productiva para lo que nos interesa entró en muchos casos a la escuela de la mano de la idea de “animación” (una palabra que a mi juicio esconde o sugiere la idea de que hay algo, la lectura y los lectores en este caso, a lo que le falta ánimo, o hay que reanimar). Un “animar a leer” que en muchas propuestas se presentó o se presenta asociado con una serie de prácticas que intentan espectacularizar el acto de leer, a convertirlo en un show o en un juego superficial, donde muchas veces los libros y la lectura misma quedan desplazados a un segundo término o, en casos más extremos, casi no aparecen. Esta tendencia, que podríamos llamar “activista”, suele partir de premisas negativas que no ven un hacer en el leer, que parten de que sólo lo mostrable es lo que vale o que piensan que hay que insuflar aires vitales o espectaculares en la lectura como si esta fuera una actividad catatónica o de baja intensidad.

Evitar la tendencia a que predomine la cáscara y no la pulpa y el carozo cuando de leer se trata no significa dejar de lado maneras renovadas y lúdicas de entrar a los textos. Muchas prácticas artísticas ligadas a este campo de la promoción que ponen a la lectura y a los libros en el centro aportan muchísimas ideas nutritivas. En este terreno, otras artes tales como el teatro, la narración oral, el cine, las canciones para niños, etc, pueden ofrecer nuevas tácticas siempre que valoricen estéticamente y pongan de relieve a los textos.

Un recorrido por las representaciones más habituales acerca de la promoción nos lleva con frecuencia a encontrarnos con la que se sostiene en los discursos y pedagogías del placer, que siguen teniendo mucha fuerza en las prácticas escolares de lectura. (3)

Placer que parte de una visión de la lectura como una actividad sagrada e intocable. Placer visto como consecuencia del contacto “libre” con los textos, sin intervención docente, que es considerada como obstáculo a esa relación placentera. Placer también vinculado en forma exclusiva a una manera liviana de leer textos literarios. Esta concepción suele generar falsas oposiciones entre lectura literaria (la considerada placentera) y lectura de otros textos (ligados al estudio y al esfuerzo, raramente vinculados con el placer).

En esas visiones lo literario entonces suele divorciarse de la enseñanza y se afirma como una experiencia que ante todo debe disfrutarse, en una idea de placer en la que la relación con la ficción debe ser de entrega y donde es impensable toda propuesta que intente buscar un diálogo de saberes en el mismo acto de leer. La lectura dista de considerarse un “hacer” cuando predomina la idea de que con la lectura literaria “no se hace nada”. Entonces la biblioteca se vuelve escenario de la paradoja de que allí se hace algo que en la mayoría de los casos no es valorado ni percibido como un hacer con consecuencias para el curriculum escolar. Esto se acentúa debido a que la tradición de registrar lo hecho para comunicar a los padres o para llevar un control evaluable de lo realizado (donde el cuaderno o carpeta suelen ostentar la evidencia del hacer) no tiene expresiones tangibles en la biblioteca, salvo en las acciones de préstamo y devolución de material que no alcanzan para lo que tradicionalmente es visto como que “se hizo algo”. Como ejemplo de tácticas que intentar contrarrestar esta condena a la invisibilidad hay bibliotecarios o maestros que proponen a los niños que den cuenta en sus cuadernos de lo actuado en la biblioteca. Lo cual si es una instancia burocrática movida por la exigencia tácita de que toda actividad escolar debe ser registrada para ser monitoreada por padres o inspecciones del propio ámbito escolar, disuelve toda intención de convertir las prácticas de lectura en la biblioteca en situaciones significativas para la vida lectora de los alumnos.

Por supuesto que, llevada al extremo, semejante representación sobre la lectura literaria en la escuela favorece la selección de determinados textos y determinados modos de leer en ese ámbito: la lectura placentera es aquella en que se toma contacto con textos livianos en situaciones “de almohadón” en la que los lectores son atravesados en forma romántica y mágica por la experiencia literaria. Y donde toda intervención del mediador (por ejemplo, del bibliotecario) es vista como una intrusión de lo didáctico por sobre la relación “libre” que todo lector debería tener con los textos para augurarle un posible futuro de vínculos estables con la lectura.

Pero no siempre las actividades literarias vinculadas a la idea de promoción que se llevan a cabo en la biblioteca están atravesadas por esta visión alivianada de la lectura. En muchas escuelas los bibliotecarios escolares suelen ser gestores, ya sea por decisión de la conducción o por propia iniciativa, de experiencias culturales en relación con la lectura con una incidencia potente en la formación literaria y artística de los alumnos y otros actores de la comunidad escolar. Son los encargados de invitar a autores o narradores orales, realizar ferias del libro, organizar exposiciones temáticas, habilitar el espacio de la biblioteca para el desarrollo de actividades artísticas diversas, gestionar visitas a museos u otras instituciones culturales de la comunidad, etc.

Los saberes relacionados con la gestión cultural sin embargo no forman parte del currículum de la formación de los bibliotecarios escolares por lo cual todas las acciones ligadas a lo cultural suelen depender para ser llevadas a cabo con más o menos éxito de la pura iniciativa de quienes las encaran. Sería deseable que una tarea tan importante como esta no estuviera supeditada azarosa y solamente a la voluntad de quienes están al frente de la biblioteca. Por otra parte, la realización de eventos culturales impacta en la escuela en su conjunto cuando toda la comunidad escolar se hace cargo y por lo tanto se apropia del diseño y tareas derivadas de tales eventos. De lo contrario todo el esfuerzo e inventiva dependería del bibliotecario y esto contribuiría a la visualización de la biblioteca como una institución autónoma de la escuela que se vincula en determinados aspectos y no en otros.

Muchos niños y, sobre todo los que pertenecen a sectores más golpeados por las diversas crisis económicas y sociales, tienen oportunidad de inaugurar su relación con este tipo de experiencias culturales gracias a las posibilidades generadas por la escuela.

La responsabilidad de la escuela de garantizar a los alumnos experiencias culturales ricas y variadas no tiene por qué plantearse en forma divorciada de la responsabilidad de enseñar sino todo lo contrario.

Retomamos entonces la idea de que la biblioteca cuando está en la escuela está imbuida de sus principales sentidos —y por lo tanto quien está al frente (lo deseable es que sea un maestro que tenga formación de bibliotecario escolar)— no puede desentenderse de la enseñanza. Más claramente, toda tarea realizada por el bibliotecario o maestro responsable de la biblioteca, incluso y sobre todo la promoción de la lectura, está inevitablemente atravesada por la enseñanza. Ese es el sello que distingue a las bibliotecas escolares de otras bibliotecas.

Desde esta perspectiva, la promoción no es una forma de alejarse de los objetivos escolares, alivianarlos, o “desescolarizarlos” sino de darle nuevas formas y significados a las tareas de enseñanza.

La idea de “desescolarizar” la práctica de la lectura, sobre todo literaria, que está presente en muchos discursos próximos a la promoción, partiría de una representación negativa de la lectura que se realiza en la escuela: lectura que en esas representaciones es vista como obligatoria (en su matiz más improductivo), aburrida, repetitiva, evaluable (en el sentido sancionador de la evaluación y no en el más enriquecedor del término), que implica trabajo (en el sentido más abrumador del término trabajo). Desescolarizar desde este punto de vista entonces vendría a ser una operación de salvataje de todo lo que para muchos ha provocado que la lectura y los lectores sean vistos en estado de crisis.

En relación con esta demanda de “desescolarización” de la lectura, Gustavo Bombini —en una charla en la Feria del Libro de Guadalajara en 2008— decía: “”Ni tanto ni tan poco. Tanto daño no le debe haber hecho la escuela a la lectura ni tampoco será la única responsable de un complejo estado de cosas que la excede; por otro lado desescolarizar la lectura —de literatura, en este caso— supondría, en liviano y gracioso ademán, privar del derecho a un campo de experiencia estética a miles y millones de niños y jóvenes que sólo podrán tener algún contacto con lo literario en el ámbito de la escuela”. (4)

El peligro de llamar a la desescolarización de la lectura entonces estaría en la negación de la responsabilidad de la escuela de hacerse cargo de repensar la enseñanza y la búsqueda de nuevos caminos para que la lectura tenga otros significados en la vida de los lectores escolares.

Para vencer ese riesgo quizás el cruce entre los aportes interesantes provenientes del campo de la promoción y la resignificación de la idea de “escolar” —cargándola con sus mejores resonancias cuando se piensa en la lectura— sea un modo renovado de pensar la tarea de enseñar a leer.


Notas
(1) Chartier, Anne- Marie y Hébrard, Jean. La lectura de un siglo a otro. Discursos sobre la lectura (1980-2000). Barcelona, Editorial Gedisa, 2002.

(2) Montes, Graciela. “Ilusiones en conflicto”. En: La Mancha. Papeles de literatura infantil y juvenil N° 3; Buenos Aires, marzo de 1997.

(3) Bombini, Gustavo. “Sabemos poco acerca de la lectura”. En: Lenguas Vivas. Publicación del Instituto de Enseñanza Superior “Juan Ramón Fernández”, Año 2, Nº 2; Buenos Aires, octubre-diciembre de 2002.

(4) Bombini, Gustavo. “El maestro como promotor de lectura”. Panel en la Feria del Libro de Guadalajara, México, 3 de diciembre de 2008.


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3.2.11

Construir Competencias. Una entrevista interesante.


Construir competencias

Entrevista con Philippe Perrenoud, Universidad de Ginebra

Observaciones recogidas por Paola Gentile y Roberta Bencini

Texto original de una entrevista "El Arte de Construir Competencias " original en portugués en Nova Escola (Brasil), Septiembre 2000, pp.19-31.

Traducción: Luis González Martinez

1. ¿Que es una competencia? Quisiera darme algunos ejemplos.

Una competencia es la facultad de movilizar un conjunto de recursos cognoscitivos (conocimientos, capacidades, información, etc.) para enfrentar con pertinencia y eficacia a una familia de situaciones. Tres ejemplos más concretos:

q Saber orientarse en una ciudad desconocida; esta competencia moviliza la capacidad de leer un plan, de situar dónde se está, pedir información o consejos, y también distintos conocimientos: concepto de escala, elementos de topografía, conocimiento de una serie de puntos de señales geográficos;

q Saber atender a un niño enfermo; esta competencia moviliza capacidades (saber observar señales fisiológicas, tomar la temperatura, administrar un remedio), y también conocimientos: conocimiento de las patologías y de sus síntomas, medidas urgentes, terapias, de las precauciones que deben tomarse, de los riesgos, de los medicamentos, de los servicios médicos y farmacéuticos.

q Saber votar de acuerdo con sus intereses; esta competencia moviliza capacidades (saber informarse, saber llenar una papeleta de voto), y también conocimientos: conocimiento de las instituciones políticas, de lo que está en juego en la elección, candidatos, partidos, programas, políticas de la mayoría en el poder, etc.

Son ejemplos de una gran trivialidad. Otras competencias están más vinculadas a contextos culturales, a oficios, a condiciones sociales. Los seres humanos no todos se enfrentan a las mismas situaciones. Desarrollan competencias adaptadas a su mundo. La selva de las ciudades pide otras competencias que el bosque virgen, los pobres tienen otros problemas que solucionar que los de los ricos, etc.

Algunas competencias se construyen en gran parte en la escuela, otras en absoluto.

2. ¿De dónde viene la moda de las competencias en la educación escolar?

¿Cuándo comenzó? La escuela, cuando se preocupa en formar competencias, en general siempre ha dado prioridad a los recursos: capacidades y conocimientos. Hasta cierto punto, se preocupa de los "ingredientes" de algunas competencias, pero mucho menos de la puesta en movimiento de estos recursos en situaciones complejas

Durante la escolaridad básica, se aprende a leer, escribir, contar, y también a razonar, explicar, resumir, observar, comparar, dibujar y decenas de otras capacidades generales. Y se asimilan conocimientos disciplinarios; matemáticas, historia, ciencias, geografía, etc. pero la escuela no ve la necesidad de conectar estos recursos a situaciones precisas de la vida.

Cuando se pregunta porqué se enseñan esto o eso, la justificación en general está basada en las exigencias de desarrollar un curso: es necesario aprender a contar para aprender a solucionar problemas, saber de gramática para aprender a redactar un texto, etc. cuando se hace referencia a la vida, es de manera bastante global: se aprende para convertirse en un buen ciudadano, aclararse en la vida, tener un buen trabajo, tener cuidado de su salud.

La moda actual por las competencias se ancla en dos constataciones:

  1. La transferencia y la movilización de las capacidades y conocimientos no son dadas "en la marcha", es necesario trabajarlos, involucrarlos. Eso exige tiempo, gestiones didácticas y situaciones apropiadas.

  1. En la escuela, no se trabajan bastante la transferencia y la movilización y no se da bastante importancia a este impulso. Es pues insuficiente. De modo que los alumnos acumulan conocimientos, pasan exámenes, pero no llegan a movilizar estos acervos en las situaciones de la vida, en el trabajo y fuera (en la familia, la ciudad, el ocio, etc.).

Esta situación no es dramática para los que hacen estudios largos. Es más grave para los que solo van algunos años a la escuela. Al formular más explícitamente objetivos de formación en términos de competencias, se lucha abiertamente contra la tentación de la escuela: prepararse a sí mismo, marginar la referencia a situaciones de la vida; y de no tomarse el tiempo de ayudar a la movilización de los acervos en situaciones complejas. El enfoque por competencias es una manera de tomar seriamente, dicho en otras palabras, una problemática antigua, la de la "transferencia de conocimientos".

  1. ¿Cuáles son las competencias que los alumnos deben haber adquirido al final de la escuela?

Es una opción de sociedad, que sería mejor fundamentar en un conocimiento ampliado y actualizado de las prácticas sociales. Para elaborar un "conjunto de competencias", no basta con nombrar a una comisión de redacción. En algunos países, se limitaron a reformular los programas tradicionales poniendo un verbo de acción frente a los conocimientos disciplinarios. Allí en donde se leía "enseñar al teorema de Pitágoras", se lee ahora "servirse del teorema de Pitágoras para solucionar problemas de geometría". Es una mascarada.

La descripción de las competencias debe partir del análisis de las situaciones y de la acción y de ahí derivar de los conocimientos. Se va demasiado deprisa, en todos los países, se lanzan en la redacción de programas sin tomarse el tiempo de observar las prácticas sociales, de definir las situaciones a las cuales se enfrentará a la gente común y ordinaria y realmente. ¿Qué se sabe verdaderamente si las competencias incluidas parten de una necesidad de la vida cotidiana, un desempleado, un emigrante, un minusválido, una madre soltera, un disidente, un joven de los suburbios?

Si el sistema educativo no se toma el tiempo de reconstruir la transposición didáctica, no cuestionará las finalidades de la escuela, se limitará a poner el contenido antiguo en un nuevo envase. En la formación profesional, se establece un referencial del oficio analizando las situaciones de trabajo, luego se elabora un referencial de competencias, que fija los objetivos de la formación. Nada de eso para la formación general. Esta es la razón por la que, al amparo de las competencias, se hace hincapié en capacidades sin contexto. Resultado: se salvaguarda la parte fundamental de los conocimientos necesarios para los estudios largos y los grupos de presión disciplinarios se satisfacen.

4.- ¿Tienen un ejemplo de lo que convendría hacer?

He intentado el ejercicio para las competencias que están en los fundamentos de la autonomía de las personas. Esto da ocho grandes categorías de competencias:

  1. saber definir, evaluar y hacer valer sus recursos, sus derechos, sus límites y sus necesidades;

  1. saber, individualmente o en grupo, diseñar y conducir proyectos, desarrollar estrategias;

  1. saber analizar situaciones, relaciones de los campos de fuerza de manera sistemática;

  1. saber cooperar, actuar en sinergia, participar en un colectivo, compartir un liderazgo;

  1. saber construir y animar organizaciones y sistemas de acción colectiva de tipo democrático;

  1. saber administrar y superar conflictos. ;

  1. saber jugar con las normas, servirse de ellas, elaborarlas;

  1. saber construir ordenamientos negociados más allá de las diferencias culturales.

Dentro de cada una de estas grandes categorías, sería necesario aún especificar más concretamente a familias de situaciones, por ejemplo "saber desarrollar estrategias para preservar los empleos en situaciones de reestructuración de la empresa".

La formulación de las competencias se descarta entonces de las abstracciones ideológicamente neutras. ¡De golpe, la unanimidad se ve amenazada y se encuentra la idea de que los objetivos de la escolaridad dependen de una opción de sociedad.

5.- ¿La UNESCO realizó o dio seguimiento a experiencias antes de recomendar tales cambios en los currículos y las prácticas de educación?

No tengo una respuesta precisa para esta cuestión. El movimiento es internacional. En los países en desarrollo, lo que está en juego no es lo mismo que para los países muy escolarizados. La Unesco observa sin lugar a dudas que, entre los niños que tienen la oportunidad de ir al menos a la escuela algunos años, hay demasiados que salen sin saber servirse de lo que aprendieron. Es necesario dejar de pensar en la escuela básica en primer lugar como una preparación para los estudios largos, es preciso prever lo contrario, como una preparación a la vida para todos, incluida la vida de los niños y los adolescentes, lo que no es sencillo.

6. En este contexto, ¿cuáles son los cambios en cuanto al papel del profesor?

Es inútil pedir esfuerzos sobrehumanos a los profesores si el sistema educativo no hizo otra cosa que adoptar el lenguaje de las competencias, sin cambiar nada de lo fundamental. El índice más seguro de un cambio en profundidad, es la reducción radical del contenido disciplinario y una evaluación formativa y certificativa orientada claramente hacia las competencias. Como lo dije, las competencias no dan la espalda a los conocimientos, pero no se puede pretender desarrollarlos sin conceder tiempo a las puestas en situación. No basta con añadir una "situación de transferencia" al final de cada capítulo de un curso convencional. Si el sistema cambia, no solamente reformulando sus programas en términos de competencias verdaderos, pero abriendo las disciplinas, introduciendo ciclos de aprendizaje plurianuales a lo largo del curso, llamando a la cooperación profesional, invitando a una pedagogía diferenciada, entonces los profesores deben cambiar sus representaciones y sus prácticas.

7. ¿Qué es lo que el profesor debe entonces modificar en su práctica?

Para desarrollar las competencias, es necesario trabajar sobre todo por problemas y por proyectos, por lo tanto proponer tareas complejas, retos, que inciten a los alumnos a movilizar sus acervos de conocimientos y habilidades y hasta cierto punto a completarlos. Eso supone una pedagogía activa, cooperativa, abierta sobre la ciudad o el pueblo. ¡El profesor debe dejar de pensar que dar cursos está en el corazón del oficio! Enseñar, hoy, debería consistir en concebir, establecer y controlar situaciones de aprendizaje, siguiendo los principios de las pedagogías activas y constructivistas.

Para los profesores que ya poseen una visión constructivista e interaccionista del aprendizaje, trabajar en el desarrollo de competencias no es una ruptura. El obstáculo es aguas arriba: ¿cómo llevar a los profesores acostumbrados a impartir lecciones que son los que deben reconsiderar su oficio? Solo desarrollarán competencias con la condición de que se perciban como organizadores de situaciones didácticas y actividades que tengan sentido para los alumnos, y que los involucre, generando al mismo tiempo aprendizajes fundamentales.

8. ¿Cuáles son las cualidades profesionales que el profesor debe tener para ayudar a sus alumnos a desarrollar competencias?

Antes de adquirir competencias técnicas, debería ser capaz de definir y valorar sus propias competencias, en su oficio y en sus otras prácticas sociales, Lo que exige un trabajo sobre el dar cuenta de su conocimiento. A menudo, el profesor es alguien al que le gusta el saber por el saber, que salió bien de la escuela, que posee una fuerte identidad disciplinaria a partir de la enseñanza secundaria. A veces "se pone en el lugar" de los alumnos que no son y no quieren llegar a ser "como él", y comenzará a buscar formas para interesarlos por los conocimientos no como tales, sino como herramientas para incluir al mundo y actuar sobre la realidad. El principal recurso del profesor, deberá ser su postura reflexiva, su capacidad de observar, controlar, innovar, aprender de otros, de los alumnos, de la experiencia. Pero por supuesto, hay capacidades más precisas:

q saber administrar la clase como una comunidad educativa;

q saber organizar el trabajo en espacios-tiempo más extensos de formación (ciclos, proyectos de escuela);

q saber cooperar con los colegas, los padres y otros adultos;

q saber concebir y hacer vivir dispositivos pedagógicos complejos;

q saber suscitar y animar gestiones de proyecto como método de trabajo regular;

q saber situar y modificar lo que da o retira de sentido a los conocimientos y a las actividades escolares;

q saber crear y administrar situaciones - problema, identificar obstáculos, analizar y reencuadrar las tareas;

q saber observar a los alumnos en el trabajo;

q saber evaluar las competencias en proceso de construcción.

  1. ¿Que es lo el profesor puede hacer con las disciplinas? ¿Cómo emplearlas en este nuevo contexto?

No se trata de renunciar a las disciplinas, que son campos de conocimientos estructurados y estructurantes. Hay competencias del dominio disciplinario, hay que trabajar en este marco. En la enseñanza primaria, es necesario sin embargo preservar la polivalencia de los profesores, no "secundarizar" la escuela primaria. En la enseñanza secundaria, se pueden desear compartimentos menos precoces y más ceñidos, profesores menos especializados, menos encerradas en una única disciplina y orgullosos ignorar todo de los demás. Es importante también no distribuir todo el tiempo escolar entre las disciplinas, es necesario proporcionar intersecciones favoreciendo gestiones de proyectos, cruces interdisciplinarios o actividades de integración.

10. ¿Cómo concebir la evaluación en una escuela orientada hacia las competencias?

Se formarán competencias en la escolaridad básica si se exigen competencias en el momento de la certificación. La evaluación es el verdadero programa, ya que indica "lo que cuenta". Es necesario pues evaluar competencias seriamente. Pero esto no podría hacerse con pruebas papel - lápiz. Se pueden inspirar en los principios de la evaluación auténtica elaborados por Wiggins:

  1. La evaluación solo incluye tareas contextualizadas.

  1. La evaluación se refiere a problemas complejos.

  1. La evaluación debe contribuir para que los estudiantes desarrollen más sus competencias.

  1. La evaluación exige la utilización funcional de conocimientos disciplinarios.

  1. No hay ninguna dificultad de tiempo fijada arbitrariamente en la evaluación de las competencias.

  1. La tarea y sus exigencias se conocen antes de la situación de evaluación.

  1. La evaluación exige una determinada forma de colaboración con pares.

  1. La corrección tiene en cuenta las estrategias cognoscitivas y metacognitivas utilizadas por los estudiantes.

  1. La corrección solo toma en cuenta los errores importantes relacionados con la construcción de las competencias.

11. ¿En cuánto tiempo se podrán apreciar los resultados de los cambios?

Antes de evaluar los cambios, sería mejor procurar que se operen, no solamente en los textos, pero en los espíritus y en las prácticas. Eso tomará años si se hacen las cosas seriamente. Lo peor sería creer que se transformarán las prácticas de enseñanza y aprendizaje por decreto. El cambio requerido pasará por una forma de Revolución cultural, en primer lugar para los profesores, y también para los alumnos y sus padres.

Cuando las prácticas hayan cambiado a gran escala, el cambio exigirá aún años para ver resultados visibles, ya que será necesario esperar que uno o más generaciones de alumnos hayan cruzado todo el proceso. Esperando, es mejor controlar, acompañar y hacer que se de el cambio en vez de buscar pruebas prematuras de éxito.

12.¿Qué es lo que para una reformulación de los programas, como lo señalado, puede hacerse en un país como Brasil?

Su país se enfrenta al reto de la escolarización de todos los niños y adolescentes y la formación de profesores calificados en todas las regiones. Y también a la desigualdad en la escuela, al fracaso, a los abandonos. El enfoque por competencias no va a solucionar mágicamente estos problemas. Lo más grave sería, que porque se reforman los programas, no se invierta en todas las otras obras. Sólo estrategias sistémicas son justificables.

No descuidar, sin embargo, tres contribuciones del enfoque por competencias si se van a llevar a cabo sus ambiciones:

  1. Aumentar el sentido del trabajo escolar y modificar el dar cuenta del conocimiento de los alumnos con dificultad;

  1. Favorecer los enfoques constructivistas, la evaluación formativa, la pedagogía diferenciada, lo que puede favorecer la asimilación activa de los conocimientos;

  1. Poner a los profesores en movimiento, incitarles a hablar de pedagogía y cooperar en el marco de equipos o proyectos de establecimientos.

Esta es la razón por la que es juicioso integrar desde ahora el enfoque por competencias en la formación - inicial y continua - y a la identidad profesional de los profesores. No olvidar que finalmente, el objetivo principal es el de democratizar el acceso a los conocimientos y a las competencias. ¡Todo lo demás solo es un medio!

13. ¿Está usted trabajando en un nuevo proyecto o tema, ahora?

Sigo trabajando sobre la transposición didáctica a partir de las prácticas, sobre los dispositivos de construcción de competencias, tanto en la escuela como en las formaciones profesionales terciarias. Esto se está realizando al mismo tiempo que una reflexión sobre los ciclos de aprendizaje, la individualización de los cursos, el enfoque modular de los currículos. Trabajo también sobre las estrategias de cambio y sus aberraciones conocidas: demagogia, precipitación, búsqueda de beneficios políticos a corto plazo, peso desproporcionado de los grupos de presión disciplinarios, simplificación, incapacidad para controlar y negociar cambios complejos extendidos sobre diez años al menos, dificultad de definir la justa autonomía de los establecimientos.

Para saber más.

  1. Perrenoud, Ph. (1994) Prácticas pedagógicas, profesión docente y formación: perspectivas sociológicas, Lisboa, D. Quixote.

  1. Perrenoud, Ph. (1995) Oficio de alumno y sentido del trabajo escolar, Porto, Porto Editora.

  1. Perrenoud, Ph. (1999) Evaluación de la Excelencia y Regulación de los Aprendizajes, Porto Alegre, Artmed Editora.

  1. Perrenoud, Ph. (1999) Construir las Competencias desde la Escuela, Porto Alegre, Artmed Editora.

  1. Perrenoud, Ph. (1999) Pedagogía Diferenciada, Porto Alegre, Artmed Editora.

  1. Perrenoud, Ph. (2000) Diez Nuevas Competencias para Enseñar, Porto Alegre, Artmed Editora.

Source originale :

http://www.unige.ch/fapse/SSE/teachers/perrenoud/php_main/php_2000/2000_30.html

2.2.11

Antigüedad.

Cuando la escribo me viene a la mente la idea de antigüedad, de tiempo pasado, que no necesariamente fue mejor. Pero no me resisto a citar a Carlos Marx cuando en un mundo globalizado y dominado por los mass media (qué antiguo suena esto también) se da carácter de verdad más a lo que parece que a lo que realmente hay detrás. Y todo esto a vueltas una vez más a la cantidad de propuestas, columnas de opinión, etc... que han surgido a raíz de los acuerdos europeos de reducir el abandono escolar en nuestros respectivos sistemas educativos, porque lo que se presenta es el resultado de un proceso pero no se entra en el análisis de por qué un sistema es capaz de dejar que un 30% de sus usuarios/as lo abandonen, que es en realidad dónde debiera incidirse primero y luego, desde las conclusiones elaboradas, generar un proceso de debate y toma de decisiones encaminadas a solucionar el problema.

En fin hoy me salió esto.


La manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría". (C. Marx)

1.2.11

Educación automatizada

Tras mucho tiempo alejado de este cuaderno he vuelto a retomar la rutina, aunque nunca la he dejado del todo, de leer lo que otras personas, más sabias y preparadas que uno, van aportando con su esfuerzo a este mundo nuestro de la educación.

Hoy os dejo un nuevo enlace, y van..., a la Bitácora de Anibal de la Torre en la que nos aporta un nuevo acercamiento a esa forma de entender la educación más cercana a la persona y a sus necesidades y por tanto más alejada del planteamiento de nuestra administración dirigido a fomentar un modelo educativo más acorde con un mero trasvase de información y resultados, porque como bien dice Aníbal esto "... nos alejará de la dimensión educativa del asunto y nos hará tratar al alumnado más como a clientes o proveedores que como a personas."

Automatizando la educación

El proceso formativo de una persona con poca edad está muy ligado a su proceso educativo; intentar sistematizar las cosas más de lo preciso nos alejará de la dimensión educativa del asunto y nos hará tratar al alumnado más como a clientes o proveedores que como a personas.

En la medida que la legislación educativa ha ido complicando las estructuras curriculares, las editoriales han ido haciendo paralelamente el trabajo de programar por nosotros; hacer una programación didáctica de aula al gusto de los servicios de inspección se convierte a veces en un trabajo de ingeniería, aeronáutica diría yo. Aprovechando esa incertidumbre de muchos docentes y las pocas ganas de algunos de ellos, las editoriales de libros de texto han hecho el trabajo por nosotros y nos sirven en bandeja las programaciones ya elaboradas, para quien quiera "copipastearlas", lo que implica la aceptación completa de la propuesta editorial concreta.

Incluso hasta tenemos ya generadores automáticos de programaciones por competencias, programas informáticos en los que introducimos unas variables iniciales y se nos devuelve una programación ya elaborada que ¿permita atender a nuestra cartera de clientes?. Probablemente sea un sistema bueno y eficaz a la hora de programar, y dé respuestas a las exigencias que los sistemas demandan del profesorado. Pero desde luego, si como padre tuviera que elegir a la maestra o maestro de mis hijos por lo que programen, no tengo dudas de con qué tipo de docente me quedaría

Se puede rizar el rizo aún más? Pues sí, por ejemplo podemos analizar diferentes parámetros observables y objetivizables para identificar el nivel de engaño o gravedad que un alumno está desarrollando sobre su malestar corporal... análisis del estado y color de la sangre vertida, el tipo y momento del vómito o situación ante el dolor. Que sí, que seguro es útil también incluso en cuestiones relacionadas con la seguridad laboral o de las personas, pero a mí me da que con todo esto estamos desnaturalizando un poco las cosas. Es verdad que el proceso educativo de una persona es extremadamente complejo y no debería dejarse en manos del azar, pero "el acto educativo" en sí, en un momento y lugar determinado es algo muy sencillo y personal que no deberíamos complicar más de lo preciso.

27.1.11

¿Existen organizaciones competentes?


Sigo, reconozco que soy pesado, con el tema de los resultados escolares que tanto preocupan a nuestra administración.

No dudo que a los docentes nos preocupan y de qué manera, pero la realidad es que nuestros puntos de vista, de partida, de gestión y de interacción con ese "problema" que son los resultados camina en paralelo a la postura/visión de la Administración. No olvidemos que depende de qué y cómo, y muchas veces quien, mida una situación obtendremos resultados diferentes.

Por eso la pregunta del título de la entrada. ¿Existen organizaciones (pensemos en centros escolares en lugar de organización) competentes? entendiendo competencia en el sentido que a continuación se desarrolla.

El aprendizaje es un proceso muy difícil de administrar o gestionar por la organización. Las competencias son la parte visible del proceso de aprendizaje y refieren a la capacidad de lograr determinados objetivos. Una organización es competente cuando es capaz de concretar la intención en el logro de sus objetivos (Sánchez y Heene, 2000).


El desafío para desarrollar capacidades dinámicas incluye la capacidad de gestionar dilemas en el aprendizaje y generar nuevos conocimientos. Lo desafiante es crear la voluntad para permitir los niveles de autogobernabilidad necesarios para que el personal pueda utilizar plenamente esas competencias (Alvesson, 2004).


En el modelo de competencias, esto se traduce en desempeños que evidencian dicha capacidad: saber resolver problemas, responder exitosamente ante situaciones imprevistas, contribuir a establecer mejoras en los procedimientos, recibir e interpretar mensajes de otros miembros de la organización y del entorno, enviar mensajes a otros miembros, transformar estrategias en desempeños concretos.


Adquirir la capacidad de adaptación permanente de una organización, como eje de su supervivencia y desarrollo. Se trata de la disposición para adaptar constantemente las rutinas. Se requiere aprendizajes constantes, dinámicos y balanceados. Para gestionar estos aprendizajes, un modelo de competencias resulta una herramienta de gestión pertinente, capaz de compartir conocimiento en la organización y de generar nuevos conocimientos aplicables a sus procesos (innovación). [OIT, 2006]


Y según esto y mucho que ahora se queda en el tintero, ¿son competentes nuestros centros?. ¿Es competente la Administración? ¿Tenemos la formación y los recursos necesarios para ser competentes?


Pisa vendrá y nos lo dirá, otra vez, dentro de cuatro años. Al tiempo.

25.1.11

Comienzo de curso, mediados de curso... y Calidad




Cuando el pasado mes de Julio el TSJA anuló el Programa de Calidad y Mejora de los Rendimientos escolares, más conocido entre docentes y familias como Plan de Calidad, hubo muchas personas que, ingenuamente, pensamos que se había producido un hecho determinante para afrontar uno de los temas recurrentes en nuestro sistema educativo, la calidad del mismo, abriendo la posibilidad de crear un debate serio y profundo sobre qué calidad tenemos, cuál queremos y cómo conseguirla.

Tras casi seis meses de esta sentencia todo sigue igual o incluso peor ya que en la prensa el actual consejero, recordemos que es el 4º consejero en cuatro años, ha dejado caer que seguirán ofertando este plan a pesar de su anulación ya que el auto del TSJA ha sido recurrido por la administración y la Ley de Educación de Andalucía permite el pago de incentivos, a la vez que propone la "tutorización" de los profesores con peores resultados por parte de los que obtienen mejores índices. Como casi siempre en la administración andaluza el recurso castizo al “sostenella y no enmendalla”, volviendo a crear una contradicción entre la necesaria e imprescindible naturaleza elástica e integradora de cada escuela e instituto y la rígida y apodíctica naturaleza de la actual administración educativa. Un escalón más de distanciamiento entre la realidad y las ideas de la Consejería de Educación, una nueva negativa a conocer la verdadera situación de nuestros centros y sus trabajadores/as, algo sobre lo que Karl Popper venia a decir que la ignorancia no es una mera y simple falta de conocimientos, sino que viene a ser una postura activa que consiste en negarse a adquirirlo

Nadie hasta ahora, por lo que uno sabe, ha menospreciado la capacidad de la administración, de los sindicatos o de los ciudadanos en particular, de recurrir las sentencias con las que no se está de acuerdo. Eso es parte de nuestro sistema legal y evidentemente una sentencia no es firme hasta que la Justicia así lo dictamina.

Igualmente nadie niega, y así se recoge en la LEA, que en educación puedan establecerse incentivos como en cualquier otro estamento social. Me vienen a la mente los futbolistas por eso del inicio de la liga. Sin embargo sí que es muy difícil establecer qué incentivo pagar en función de qué resultado porque la educación no es un partido de 90 minutos en el que se pague, al final del mismo, por un empate o por ganar una copa. La educación es un proceso largo, con múltiples factores sociales, ambientales, económicos y sobre todo individuales, en los que esos incentivos debieran ser propuestos casi a la carta, personalizados en cada alumno/a, en cada aula, en cada ciclo y cada centro, dependiendo de sus concretas circunstancias. Como se ve un empeño casi imposible de cuantificar. Y por ende casi imposible de evaluar su consecución, y su pago, dado que habría que establecer un sistema evaluador individualizado, ajeno al docente que trabaja cada día con cada alumno/a y ver individualmente qué se ha conseguido de lo propuesto con cada uno.

Hasta ahora la administración ha pagado los incentivos de forma indiscriminada y sin que se acredite consecución alguna. Valgan como ejemplo los 600 euros que se abonaron el primer año en un plan que se publicó cuando los alumnos/as ya estaban de vacaciones y los docentes adscritos tan sólo habían suscrito su participación en el mismo Esto es lo que el TSJA ha anulado, el pago indiscriminado de incentivos sin que se acredite consecución alguna. A esto habría que añadir que, según datos ofrecidos por la Consejería en el Parlamento andaluz, el 67% del profesorado se ha negado a participar en este Plan tras tres convocatorias, renunciando a estos incentivos pero sobre todo pidiendo que se abriera un debate previo sobre qué calidad se quiere y cómo conseguirla.

Pero el problema sigue sin resolverse y sobre todo sin afrontarse. Somos muchos los que pensamos que hay que pensar localmente, desde cada centro y aula, para poder actuar globalmente con perspectiva de futuro y desde el entorno concreto de cada centro. Por eso la calidad en educación debe ser una meta concreta de cada contexto, dotada de medios adecuados e individualizados, pero sobre todo no centrada en resultados sino en procesos que consigan que tanto alumnos/as como profesores/as puedan construir y generar nuevos conocimientos partiendo de los que ya poseen. De ahí que haya que debatir sobre formación del profesorado, sobre la atención y asesoramiento a los padres y madres más allá de una hora a la semana para 20 familias, sobre curriculums, etc… Y por supuesto sobre incentivos, pero eso sí, de calidad.

24.1.11

De nuevo aquí.


Tras un periodo reparador en que uno debe alejarse de la realidad del día a día y tener una cierta perspectiva, a la vez que dedicar su tiempo y sus esfuerzos a otras actividades que lo requieren, retomo hoy, siete meses después, este cuaderno virtual para poder dejaros, y recibir, las opiniones, hechos, noticias, etc... que este mundo nuestro de la educación en minúsculas va generando.

Han pasado muchos días y han tenido lugar muchas cosas. Se anuló el mal llamado Plan de Calidad, por primera vez se condena a una familia por agresión a un docente en la provincia con pena de cárcel, ha habido un cambio sustancial en el mapa sindical de nuestra Comunidad, y así muchos otros eventos.

Ha habido lecturas hechas que no se han puesto en nuestro lateral y sitios web que visitar. Mucho trabajo de los días pasados y mucho el que nos quedará por venir. Por lo pronto os dejo este enlace para que veáis cómo nuestra Consejería sigue obviando nuestra labor y se descuelga con la afirmación que los "buenos" profesores/as tendrán que "tutorizar" a los que no obtienen buenos resultados.

No sabemos, aunque lo imaginamos, cómo se van a elegir a estos "buenos" docentes y en el fondo usar el divide y vencerás para que cada centro tenga su pequeño McCarthy y su particular "caza de brujas".

De analizar realmente la realidad y las necesidades de cada centro lo veremos otro día.

Un saludo y espero veros por aquí.

23.6.10

Vacaciones y aparcamiento de niños. (Y niñas)

Ahora que llegan las vacaciones vuelve a escucharse por todos los lugares esa famosa coletilla de cada final de curso: ¿Y ahora qué hago con los niños?, como si las pobres criaturas fueran un mueble o un vehículo al que en hora punta no encontramos donde aparcar.

La verdad es que los colegios e institutos siguen ahí cuando la actividad lectiva se acaba, por lo que no veo problema alguno para que siguieran abiertos durante todo el año y los chavales y chavalas que quisieran, o las familias que quisieran llevar a sus hijos/as, pudieran ser atendidos/as por monitores especializados que dieran vida a esos edificios durante todo el año a la vez que ayudarían a conciliar vida familiar y laboral y en épocas de crisis abrir un mercado laboral importante.

Aunque siempre, en estos casos, he respondido a esa pregunta con una frase sencilla: Dedicaos a vivir con vuestros hijos/as, a enseñarles que os importan, tal como en el vídeo que os dejo se hace.

P.D. FELICES VACACIONES


22.6.10

Perspectiva Educativa II o el dedo en la llaga.

Reflexionar sobre el acto educativo es muy complicado sobre todo si no se quiere perder la perspectiva de globalidad que la educación debe tener respecto al individuo que educa y al que es educado, todo ello en un contexto completo que conforman junto a su medio socio cultural y geográfico.

Por ello decía ayer que es muy difícil encontrar la forma de expresar aquello que uno siente, que uno ve, que uno diría, porque o bien los árboles no nos dejan ver el bosque o viceversa.

Así que cuando, vía AulaBlog 21, accedí al blog de José Luis Castillo y me encontré con esta entrada, no pude por menos de pensar que eso, exactamente eso, es lo que yo quería decir, aunque claro, mucho mejor expresado y concretado de lo que yo hubiera podido hacer. Por eso os copio todo el texto pero os invito a adentraros un poco en este blog cuya lectura es, yo diría, casi de obligado cumplimiento.



Un avance de la programación de aula para mis clases de Biología y Geología (metodología)
Escrito por José Luis Castillo en 1º ESO, 2º ESO, 3º ESO, 3º ESO Diversificación, 4º ESO, 4º ESO Diversificación, Metodología

He buscado en las páginas oficiales de la Consejería de Educación de La Junta de Andalucía algún lugar donde yo pudiera dejar a la vista mi programación de aula. Por si aprovecha a otros, por si alguien me la pudiera mejorar, por si alguien me la pudiera contradecir y ofrecerme alternativas a mí, a mi alumnado y a sus familias.

Y no he encontrado nada.

Así que… pues aquí mismo. Te dejo este avance de mi programación de aula para el curso 2010-2011 en mi blog. Un espacio privado a falta de un espacio público. ¡Qué se le va a hacer!

Te recuerdo que sólo es un avance. Por tanto, habrá flecos. Especialmente porque no quiero alargarme y cansarte. Pero lo esencial sí va a estar. Y lo esencial son dos aspectos en los que quiero centrarme: metodología y evaluación. En este post te cuento la metodología y en otro, seguidito, la evaluación.

¡Ojo! Partiendo antes de una base. Mi alumnado dispondrá de ordenadores y conexión a internet. O no. Por lo que la metodología y la evaluación tendrán que ser resistentes a cortes de conectividad. Que valga para un roto y un descosido, vamos. En ese sentido, probablemente el que podamos hacer uso de la mucho mayor velocidad que la red inalámbrica interna tiene, comparada con cualquier conexión a internet, será un factor decisivo (sirviendo en local, p.ej.).

Metodología

¿Qué hace el alumnado?

Habitualmente, callan y escuchan. Pues yo quiero que se pasen la hora hablando. En grupos de no menos de cuatro y no más de cinco. Hablando sobre cómo reflejar, en un producto digital, los aprendizajes que vayan realizando sobre una temática previamente elegida por el grupo (de entre las que le ofrece la materia independientemente de qué hayan elegido otros grupos). Y reflejándolos, claro. Dejando huella de la conversación que ha habido. Porque me interesan tanto o más los procesos que los productos. Que, por cierto, aunque se creen en grupo, serán de dos tipos. Invidivudales, encargados de reflejar el conocimiento adquirido a partir de los contenidos, con su aplicación a un contexto concreto. Colectivos, que buscan exactamente el camino opuesto: a partir de un contexto elegido previamente, de un problema o situación acordado por cada grupo, ver cómo encajan en él los contenidos ofrecidos por el currículum de la materia. Los individuales durarán lo que tarde en lograrse el conocimiento. El colectivo estará ahí todo el año. Será una tarea de fondo y con vocación integradora (recibiendo aportes de otras materias, pero también de lo informal y de lo no formal).

Así que hablar y crear productos digitales. Pero no sólo eso. Porque eso es lo que hace un alumno o alumna por estar en un grupo. Pero por estar en una clase, tendrá que comunicar, también, ese conocimiento logrado. Tanto el individual como el colectivo. Y compartirlo, ponerlo a disposición del resto. Y, si lo desea, tomar lo que quiera de lo que otros y otras comparten. Sí, eso que antes se llamaba copiar, ¿qué pasa?; sí, eso que, no sólo quiero que ocurra, sino que se reflejará positivamente en la evaluación, gracias a un mecanismo de cita de las fuentes.

Esa misma comunicación que se produce con los compañeros tendrá que darse conmigo y con sus familias. Porque, luego te lo cuento, yo voy a compartir mi proceso de evaluación con las familias. Y cuando digo compartir, digo compartir. No digo contar, informar… Digo coevaluar, si quieren.

Para poder realizar esto contará con dos referentes. El referente hecho a base de contenidos curriculares de la materia y el referente que incluye procesos asociados a competencias que querremos poner en juego en el aula. Serán referentes anchos para poder operar sobre ellos. Serán referentes excesivos para poder elegir, seleccionar, adaptar, estrecharlos para ajustarlos a cada persona. Y también serán referentes abiertos, en los que cabrán más contenidos y más procesos, si se consideran necesarios, si vienen. Los dos documentos serán publicados justo al inicio del curso. Aquí, en este blog (si la Consejería no le pone remedio claro, creando un espacio público que sirva para eso..).

Ah! Se me olvidaba. Ambos referentes contendrán los criterios de evaluación para cada uno de sus elementos. Pero sobre ellos no te puedo decir nada aún, porque esos criterios tendrá que crearlos en el aula el alumnado. Incluso personalizándolos, diferenciándose unos y otros en cuáles han elegido. Incluso cambiándolos a lo largo de proceso, en función de qué vaya resultando. Pero eso no lo puedo publicar al principio, no. Sólo te lo podré contar después de la primera o segunda semana de clase, que es a lo que nos vamos a dedicar esos días por completo. Necesitaremos tiempo porque en los criterios de evaluación, en la manera de demostrar que se ha logrado crear conoocimiento en cada elemento de los referentes, no valdrán verbos asociados con “recordar” ni con “comprender“. Sí podrán estar “analizar“, “opinar“, “implementar“, “crear“, “comunicar“, “emocionar“, que demuestran mejor las competencias. Y será imprescindible un contexto.

A todo esto… ¿qué hago yo?

Pues estar disponible para atender a los grupos en lo que me demanden. Y observar qué procesos están poniendo en juego las personas que hay en la clase. Incluyendo en esa observación tanto la que se produce de manera que no interrumpe el proceso, actuando desde fuera (observador), como la que provoca el proceso para observarlo (interlocutor). P.ej., una entrevista. Y anotando información sobre todo ello y poniendo esa información a disposición de las familias, del resto de los miembros del equipo docente y, también, de los compañeros y compañeras de mi departamento. Claro está, también generaré tiempos para realizar atención individual cuando se precise, bien yo mismo, bien estableciendo las conexiones necesarias entre el alumnado. Y, cómo no, tratando de que haya momentos de recapitulación, en la que la clase completa esté realizando el mismo proceso.

Además de a los procesos estaré atento a los productos. Mientras se elaboren, no al final. Al final, si algo está mal, es un error. Pero si lo miro durante su elaboración, es una oportunidad de aprendizaje. Espero contar con alguna herramienta que funcione como portafolio y me permita hacer esto eficientemente. Y, de paso, que permita lo que te decía antes, el mecanismo de copia y opinión entre el alumnado.

No sólo estaré atento a procesos (individuales, grupales, colectivos) y productos (individuales, colectivos). Corregiré exámenes. Sí. Pero serán exámenes con función validadora, no calificativa. Exámenes coherentes con los criterios de evaluación elegidos por el alumnado. Por tanto, nadie más adecuado para elegir las preguntas que deban demostrar conocimiento que el propio alumnado (aunque sea yo quien debe validarlas).

También quiero crear situaciones prácticas, en las que el conocimiento no surja de la gestión de la información, sino del escrutinio de la realidad desde el punto de vista de la materia.

¿Y las familias?

Hasta ahora las familias se ocupaban de la función de regañar. Regañar a sus hijos o hijas si las notas no eran buenas, regañar al profesorado si algo no iba como se supone que debía ir. Yo quiero ofrecer un espacio para cambiar eso. Quiero que las familias hablen. Con sus hijos e hijas. Cada día. Y no sobre notas, no, que las notas no son sino números, sino sobre aprendizajes. Que la pregunta “qué has aprendido hoy” sustituya a la típica “qué has sacado”. Hablar cada día un ratito, de usos y contextos de los aprendizajes logrados.

Y, por supuesto, que hablen conmigo. Que me suministren información sobre el otro gran espacio de aprendizaje que es la casa. Que programemos la actividad del alumnado allí y que haya evaluación de la misma. Y, si llegamos a acuerdos, que esa evaluación se incluya en el proceso educativo como fruto de un trabajo conjunto. Para empezar, podemos hablar, y mucho, de los criterios de evaluación que cada alumno o alumna haya elegido.

También creo que hay un espacio para discutir qué herramientas tIC (con minúscula) usará el alumnado en su trabajo de aula. Porque muchos alumnos y alumnas sabrán usar unas u otras (su PLE, su personal learning environment), pero estará bien ver cómo encajan los PLE entre sí. Y con ello, se transforman en GLE (group learning environment). Y es que no es lo mismo aprender sólo que aprender en sociedad.

El resto del equipo docente también juega…

Porque uno de los objetivos de la metodología es ser transformadora y transformarse. Para eso tiene que estar dotada, no sólo de visibilidad, sino de transparencia (una visibilidad fiable, no tamizada por filtros que la desvirtúen). Así que no bastará con hacerlo. También tendré que contarlo.

¿Y el resto de compañeros de toda Andalucía, España, el mundo…?

¡También juegan! Por supuesto que la transparencia que tenga hacia el equipo docente en el que esté incluido se hará extensiva a cualquier docente, a través de las redes sociales que se estimen convenientes. “Mi claustro es el mundo” es una frase de Jordi Adell recogida en una de las páginas oficiales del Congreso sobre Modelos de Integración de las tIC en el Aula, así que muy mala no debe ser, creo.

Si eres parte de mi alumnado, o de sus familias, quizá quieras echarle un vistazo a alguno de estos contenidos. O quizá no. Quizá estés cansado o cansada de leer esto… Da igual. Déjalo para cuando te apetezca. Este post no se va a ir. Va a quedar aquí como mi compromiso contigo.

21.6.10

Perspectiva educativa I

Hay días en que uno encuentra en la Red aquello que quiere decir pero que por la falta de tiempo, el devenir de la rutina diaria o vaya usted a saber qué, no encuentra ni la manera ni el momento de decirlo, escribirlo y compartirlo en este cuaderno digital, al que tengo un poco abandonado.

Hoy he leído dos cosas, en la misma entrada de un Blog que recomendaré efusivamente, que me han llevado a decir que esto es lo que llevaba tiempo queriendo expresar, y aunque, como decía antes, están en la misma entrada, hoy os dejo este adelanto y mañana pondré el resto.

10.6.10

Educar para la crisis o saber más sobre ella.

La información es esencial para la educación. No podemos formar y educar ciudadanos si no les ofrecemos explicaciones, contenidos, accesso, etc... a diversas fuentes de información y con ella ayudar a generar un nuevo conocimiento.

Os dejo este vídeo, que creo interesante, sobre la tan traída y llevada crisis. Ya me decís.

La crisis: origen, consecuencias y soluciones. Attac TV entrevista a Vicenç Navarro from AttacTV on Vimeo.