10.7.07

Cruce de miradas.


El verano, las vacaciones, es un tiempo de relajación, de adaptar tu vida a otro ritmo, distinto del de cada día, ni mejor ni peor, ni más rápido o más lento, simplemente distinto; un ritmo que, dentro de lo posible, nos devuelva esa sensación de haberlo disfrutado ya en otro tiempo, en otra edad, tal vez en el reino invisible de la infancia.

Para mí el verano es, entre otras muchas cosas, un tiempo de radio; un tiempo en el que deslizar el dedo sobre el dial y dejarte atrapar, más o menos tiempo, por una charla, una entrevista, una canción. Y por qué no, una noticia. La penúltima entrada del Pizarrín, también empezaba con una noticia, porque como os digo, el verano es un tiempo propicio para la radio. Ayer escuchaba, con notoria sorpresa, el hecho de que en Granada se juzgaban una media de dos casos semanales de padres agredidos, o maltratados según se quiera, por sus hijos. Y no me sorprendía del hecho de la agresión, o maltrato, en sí misma sino del hecho de superar los complejos y denunciarlas

Cada vez más observo en mi colegio cómo los niños y niñas, de cualquier edad, les hablan a los padres/madres, cómo actúan ante sus llamadas de atención, cómo les exigen lo primero que se les viene a la mente, por lo que el hecho de que existan estas agresiones no me sorprende.

Por desgracia, creo, los padres de hoy en día somos, en gran mayoría, los últimos niños de una dictadura que vivimos más de forma vicaria que real, pero que creímos que los métodos educativos que soportamos no debieran reproducirse en la educación de nuestros hijos. Por ello aplicamos un mal entendido concepto de la autoridad, creyendo que podríamos ser amigos de nuestros hijos/as, dándoles todo aquello que pensamos les iba a ser necesario, sin darnos cuenta que educábamos a una generación sin vallas que salvar, sin obstáculos que superar, y sin saber que antes o después alguien les iba a decir NO, y nunca se les había preparado para ello. Así que llegado el caso las frustaciones de ese NO se pagan con los padres/madres. Porque no hablamos de familias desestructuradas o marginales; hablamos de familias de clase media y niños que lo tienen todo, todo menos alguien que les ponga límites, alguien que les diga NO, para que aprendan a esquivarlo, a buscar estrategias que les hagan crecer como personas ante la adversidad.

Quizás hemos creado una generación que se mira mucho, pero no se ve. Que tiene de todo lo que en realidad no necesita. Probablemente habría que rescatar a Saint Exupery y recordar que no consiste en mirarnos sino en que todos miremos hacia el mismo lugar.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Tranquilidad, no mirar el reloj, no saber el dia que es,....

VERANO, VACACIONES.

Hace tiempo entendí que desde la escuela no pdemos hacer nada con ese tipo de niños. La escuela es un muro con el que chocan. No la entienden, ni pueden entenderla.

Incluso los padres, se revuelven contra la escuela, para en un principio buscar un primer culpable que explique la problemática de sus hijos. Mas tarde les demandan a la sociedad ayuda para no ser agredidos por sus propios hijos.

En ningún momento se plantean si ellos han imcumplido su parte del trato que supone ser padres.
--EDUCAR--