2.9.07

Septiembre ha venido y todos sabemos...


Mañana es el día. Mañana comenzamos, con dos días de retraso o propina según se vea, la rutina diaria, volvemos a ver a los que trabajan con nosotros, tal vez alguna cara nueva. Volverán los olores de clases cerradas, el polvo sobre la mesa, los folios que dejamos atrás nos sonríen con su fría palidez de papel de 80 gr como agradeciendo un regreso que interrumpe su soledad; vuelven esos momentos de silencio inhóspito, desazonador, que envuelve a los colegios en estos días de Septiembre.

Septiembre es como un gigantesco Lunes tras un puente; presentido y no por ello aceptado, pero también la rutina se nos hace necesaria para valorar esos otros momentos de gloria intima, pequeña, a veces casi imperceptible, que nos reportan los largos días del verano.

A lo mejor, con suerte, vendrán unas ráfagas de viento fresco, o bajarán las temperaturas, y eso nos hará más cómoda la vuelta al trabajo.

Yo, como adelanto, os dejo un poema muy de moda en estos días y no por ello menos apropiado. Gil de Biedma decía más o menos esto...

Pero después de todo no sabemos
....si las cosas no son mejor así,
....escasas a propósito...Quizá,
....quizá tienen razón los días laborables"

Todo ello para decir que es mentira.
Que a veces no tienen razón los días laborables.
Que las coincidencias convierten de vez en cuando, sólo muy de vez en cuando, los días laborables en días de fiesta, y les dan la razón.
Tan de vez en cuando, que es imprescindible celebrarlos.....


Así, que mañana, temprano, al levantarnos y mientras el café se deja oler, hagamos caso al poeta y celebremos que a veces los días laborables no tienen razón, pero acaso sí tienen sentido.

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