16.11.07

Generación final o el fin de una generación.


Foto tomada de Flickr http://www.flickr.com/photos/nazareno_bis/

Nunca he tenido claro cuándo empieza una generación y cuando acaba la anterior. Usando las clasificaciones literarias siempre hay algún hecho aglutinador de un grupo de poetas que da lugar a una cierta homogeneidad de gustos, compromisos, estética, etc... Pero ¿ qué hecho ha servido para marcar el inicio de nuestra generación y el inicio de la siguiente? Por lógica aquellos que nacimos en el primer quinquenio (uf, suena a Unión Soviética) de los 60 formamos parte de una misma generación; por edad y por vivencias, este hecho puede ser admitido, pero aparte de esto el resto de acontecimientos se difunde un poco en el tiempo. Sin embargo leí el otro día en un periódico, a un periodista de mi edad/generación, que somos la última generación a la que pegaron sus padres y sus maestros, la última generación que los temió, y a la vez somos la primera generación de padres y maestros agredidos por sus hijos/as y alumnos/as. La verdad es que me dejó pensativo la lectura, y la dejé flotando en ese lugar ignoto donde las ideas dan vueltas buscando una respuesta. Y he aquí que a este comentario escucho en la radio, mientras llevo a los críos al Instituto, que en Cádiz se han presentado este año más de 60 denuncias de padres/madres agredidos por sus hijos/as. A lo mejor esta violencia es la marca de principio/final de generación que buscaba, lo cual me preocupa y mucho. llevamos muchos años en las escuelas intentando prevenir estos hechos, pero como muchas cosas hay más en los papeles, en las memorias de final de proyectos, que en el trabajo del día a día; y no porque los que hacen estos proyectos e dediquen a crear estelas de humo vistoso y hacerle el juego a la administración, no es eso. En realidad los proyectos carecen de una financiación, humana y económica, inadecuada salvo en centros "estrella"; las familias hemos hecho una dejación de funciones muy grande, olvidando de nuestro vocabulario la palabra NO y pretendiendo que las cinco horas de la escuela, y las tres de las actividades complementarias iban a ser suficientes para educar a los hijos. No comparto esa idea de la familia educadora y la escuela instructora; ambas funciones deben repartirse pero en la proporción propia de cada institución. Ahora bien, si mi generación es tal y como describe ese periodista, en algo debemos haber fallado y no creo que sea el no haber tenido móvil para grabar las palizas o no tener canales de TV privados que las expongan en horario infantil más de 15 veces seguidas.

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