27.12.08

Mercadilleo de ¿orientación?


Leído, y compartido, en Váyase mucho al carajo.




La anterior podría parecer una frase extraída a mala leche de Peter Pan, pero no, es una realidad bastante triste que sufren los adolescentes de ahora. Los que estamos en contacto permanente con ellos comprobamos que la oferta de sexo a edades tempranas es inmensa, atosigante. Proviene de fuentes diversas aunque siempre se culpe a las mismas: tv e internet, pero la verdad es que, sin quitar a estas su porcentaje de culpa, existen otras mucho más significativas. De entre estas últimas es de destacar la oficial, a la que me veo subyugado por mi trabajo.Todo esto viene de las charlas de orientación sexual que cada año se desarrollan en los centros educativos de secundaria. El curso pasado, mis alumnos de 4º de E.S.O. las recibieron y me contaron entre risas algunos y estupor otros, algunas técnicas de masturbación, masculinas y femeninas, entre las que destacaba buscar la próstata dactilarmente a través del ano. Y yo que pensaba que se les enseñaba a no adquirir enfermedades ni embarazos no deseados. Ante ellos fingí sorpresa cuando realmente sentía una honda tristeza. Qué pronto se les va a acabar la niñez, pensaba. ¿Quién tiene derecho a convertirlos en adultos de forma tan radical? Luego pasa lo que pasa, que los pobres míos tienen un lío de un par de narices. Echan un polvo y luego él se va con los colegas a jugar a la Play y ella con las amigas a escuchar música, que es lo que en realidad les gusta. Se les trata de inculcar que el polvo es un divertimento más, equiparable a la citada Play, a una botellona o una cachimba (tan de moda en estos momentos). Eso no es así, para follar se necesitan dos, y puede que ambos vayan a jugar, pero también puede sólo uno de ellos piense así, y el otro se quede hecho mierda después. No sólo no es justa la equiparación, sino que también puede ser dolorosa. Aunque parezca muy fuerte, este asunto me recuerda al de los niños soldado, envejecidos prematuramente. Cada cosa a su tiempo, no les quitéis todavía las hadas, por favor.

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