Hoy aparece publicado en Diario de Cádiz, este artículo de opinión del que suscribe. Espero os guste
Dentro
de unos años, si contamos con la ayuda de los dibujantes de tebeos,
es probable que ese viejo icono de la lista de los reyes godos como
el peor trago que se le hacía pasar a un estudiante, sea sustituido
por recitar las leyes educativas que desde el ya lejano Plan del 71,
hemos tenido en España. Para favorecer vuestra memoria no las
citaré, ni pediré que incluya el lector las leyes autonómicas.
Y
digo esto porque no hay nada que produzca más desazón que tener que
aprender cosas, memorizarlas y plasmarlas luego, ya sea oralmente o
por escrito, cuando estas no tienen ningún sentido ni son capaces de
sacar a la superficie el más mínimo resquicio de interés por
ellas. Valga como ejemplo los "cambios"
que se han operado en la educación en los últimos 30 años con
todas esas leyes. (Por cierto, ¿ya ha averiguado, amable lector,
cuántas?)
Vayamos
por partes. El alumnado sigue haciendo filas antes de subir a clase,
se sigue usando una sirena o timbre para señalar los distintos
tiempos, las clases siguen ordenadas de cara a la pizarra (ahora
digital eso sí, aunque no en todas las aulas), la organización del
tiempo escolar es decimonónica, las evaluaciones se siguen
haciendo igual que hace 30 años, y así podríamos seguir un rato
grande.
Habrá
personas que me rebatirán el párrafo anterior con ejemplos reales.
Por supuesto que tienen razón. Toda generalización es vana. Sin
embargo a lo que me quiero referir es que aunque en papeles, en
decretos y normas, en estadísticas, se hable y se reflejen conceptos
"nuevos"
(entendiendo esta novedad como lo referente esta LOMCE aprobada),
ésta no ha calado en el docente de a pie porque no se ha hecho un
trabajo previo de análisis (eso de las ideas previas tan útil en el
día a día) entre el profesorado de distintos medios socioculturales
y de distintos niveles. No ha calado porque en realidad lo que
siempre se ha pretendido es dar un "aire"
nuevo pero seguir controlando desde el poder lo que se cuece en las
aulas, no fuera a ser cosa que se desmadrara y a ver qué salía. Y
así se siguen usando métodos, formas, controles, ... iguales a los
que usaban los docentes de hace años, aunque sustituyendo la tiza
por un pizarrín digital.
Y
ahora nos encontramos con una nueva ley, la LOMCE. Lamento decir que
tras ver los principios en los que se basa (matizados luego porque
"cantaban"
muy mucho), me temo que a nivel pedagógico no va a traer nada nuevo,
pero a nivel organizativo será un primer paso para el
desmantelamiento de una escuela capaz de llegar a cualquier ámbito y
capaz de ofrecer oportunidades parecidas (lo de igualdad de
oportunidades me parece una utopía en este modelo de sociedad en el
que llevamos instalados medio siglo) al alumnado de cualquier medio y
nivel.
Y
lo peor será que, al igual que la lista de los reyes godos,
seguiremos sin saber para qué sirve ni le prestaremos atención
aunque sí sabremos cuáles son sus consecuencias. Zipi y Zape,
cuando al preguntársela no respondían, perdían algún vale de su
bicicleta a plazos y nosotros perderemos nuestro lugar en el mundo
porque nuestro castigo, por no conocer la LOMCE, será perder el
acceso a una educación pública y gratuita para todos y todas.
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