10.10.13

LOMCE: Crónica de un crimen anunciado




La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país.

A veces los políticos nos ponen fácil la lectura de un documento. Solo con leer el comienzo ya sabemos, de antemano, cuál será el final. Sin embargo no se va a hablar de educación. No, en absoluto, aunque los términos que aparezcan en el documento así lo quieran dar a entender. Esta LOMCE no es sino una apuesta descarada, sin tapujos, por cambiar el rol de los futuros (y actuales) ciudadanos y ciudadanas, dejando de lado su carácter de persona para convertirlo, transformarlo, reducirlo exclusivamente a su vertiente de trabajador "productivo". ¿Qué si no supone afirmar... Mejorar el nivel educativo de los ciudadanos supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación  lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por conseguir ventajas competitivas en el mercado global.”

 El ciudadano/a queda, así, reducido principalmente a ser trabajador/a dentro del sistema, y  da por hecho que la educación, la que esta LOMCE propone, sólo es para aquellos/as que accedan (o puedan acceder, entendiendo acceder en la acepción peperiana de "pagar") no a cualquier tipo de trabajo. No señor. Sólo a trabajos de alta cualificación. El resto... ¿qué opinión tiene este ministro y sus redactores de los trabajos de “baja cualificación”?¿No son dignos?¿No son necesarios? ¿Acaso deben de ser desprestigiados y por ende mal pagados? ¿Debe el sistema crear un grupo "B", para "formar" a aquellos/as que no "sirvan" para desarrollar estos trabajos?

Ya no digamos cuando entra, otra vez, a analizar el actual modelo educativo de acuerdo a estándares creados a la carta para que digan lo que se quiere oír. “El sistema actual no permite progresar hacia una mejora de los resultados, como ponen en evidencia los pobres resultados obtenidos por los alumnos españoles en las pruebas de evaluación internacionales como PISA". Claro está que este informe obvia que con el mismo modelo hay comunidades por encima de la media OCDE, y que obvia igualmente que medimos sólo lo que sale (resultados sobre contenidos) pero no lo que entra (inversión, recursos humanos, desigualdades previas sociales, culturales y económicas,...)

Todas las personas, incluiremos aquí a los estudiantes, poseen talento, pero este talento es diferente entre cada uno por múltiples y distintas razones, por lo que el sistema educativo debe contar con los mecanismos necesarios para reconocerlos y potenciarlos. El reconocimiento de esta diversidad entre alumnos, en sus habilidades y expectativas, es el primer paso de cara al desarrollo de una estructura educativa que contemple la formación integral del individuo en su vertiente personal y en su vertiente social. Sin embargo esta ley se basa en la evolución hacia un sistema capaz de canalizar a los estudiantes hacia rutas que faciliten la empleabilidad, como si esto fuera la única necesidad como persona y ciudadano, a través de la posibilidad para los alumnos y sus padres o tutores de elegir las mejores opciones de desarrollo personal y profesional.

 “Los estudios internacionales ponen de manifiesto que los países que han mejorado de forma relativamente rápida la calidad de sus sistemas educativos han implantado medidas relacionadas con la simplificación del currículo y refuerzo de los conocimientos instrumentales, la flexibilizacion de las trayectorias de forma que los estudiantes puedan elegir las mas adecuadas a sus capacidades y aspiraciones, el desarrollo de sistemas de evaluación externa, censales y consistentes en el tiempo, el incremento de la transparencia de los resultados, la promoción de una mayor autonomía y especialización en los centros educativos, la exigencia a los estudiantes, profesores y centros de la rendición de cuentas, y el incentivo del esfuerzo.” Esto ni lo comento, aunque la verdad, San Google no me ha permitido ver estos sesudos estudios.( Mi falta de competencia digital )


No se puede plantear la elaboración de una ley orgánica, sin consenso, debate, sin tener en cuenta la opinión de los profesionales del sector, esos y esas que día a día entran en las aulas de ciudades, pueblos y barriadas. No se puede plantear la elaboración de una ley orgánica estableciendo de antemano la finalidad de dicha reforma– “la mejora de la calidad educativa”- .¿De qué "calidad" hablamos"? ¿Es acaso un criterio valorativo que no admite discusión?. 

Lo que hoy se aprueba es un enorme retroceso en la construcción de un sistema educativo público, integrador y garante de la igualdad real de oportunidades, que sirva para reducir las diferencias sociales y que contribuya a la formación de individuos libres y con capacidad crítica. 

La presentación de los criterios de calidad y excelencia como absolutos, intocables y visionados desde una perspectiva neoliberal agresiva, confrontándolos (enfrentándolos más bien) con la realidad del sistema educativo no tienen como objetivo el análisis, y posterior construcción de mejora, sino el desprestigio del sistema público y de sus profesionales, para hacer creer a la ciudadanía que solo la iniciativa privada es capaz de gestionar eficazmente y con criterios de calidad los centros escolares.  Se obvia, además, que en el “rendimiento” del alumnado, y en la “falta de cultura del esfuerzo”, en el “abandono escolar”, en la “resistencia”…, hay influencias más fuertes que las del propio sistema educativo, que tienen en la base los valores fomentados en el sistema social, tanto familiar como global. 

 Tampoco se señala, ni siquiera se insiste en determinar con claridad cuáles son las fortalezas del sistema, que alguna tendrá. ¿Para qué? 

En épocas de paro, de crisis moral y económica, siempre es bueno recurrir a decir a quien escucha lo que quiere oír, aun sabiendo que no es lo que se va a hacer. Tampoco es nuevo.

Y quedémonos con este vídeo más que explícito.

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