11.11.07

Ponme un 7/ 7

Una de las cosas que recordamos siempre son esos momentos en que algo o alguien nos dejó un huella en lo profundo, en esa parte de nosotros que rige, gobierna y almacena los sentimientos. No necesariamente debe haber un cataclismo sentimental, visual o sonoro para que ese recuerdo aflore.

Este fin de semana he visto, acompañado por la familia, Fiebre del Sábado Noche. Hacía tiempo que no la veía y la memoria había hecho algunos cambios, adaptando la película a mis personales gustos;por ejemplo en la magnífica secuencia inicial, esa que llevó a algunos a andar como Travolta, éste no llevaba dos latas de pintura, sino una.

Fue un recordar nostálgico de una época en la que todos, a lo mejor algunos no, quisimos entrar en una discoteca como Tony Manero en el Odisea, andar por la calle como él, vestirnos con aquellas camisas imposibles y andares amanerados (de Manero tal vez) sintiéndonos reyes del mundo bailando en discotecas que desconocíamos por estos lares.

El caso es que nunca he averiguado qué es un 7/7, ni tan siquiera ahora con Google; nunca me ha importado conocer su composición, la alquimia exacta de su mezcla, porque esa combinación, que sonaba a seguridad mágica, a complicidad con la camarera, forma parte de ese mundo irreal y modelado a nuestro gusto que son los recuerdos. Por eso creo que hay que volver a dar en la escuela un toque de misterio, retomar un ritmo que permita crear e imaginar atmósferas no cuadriculadas ni explicadas, permitir que muchas cosas queden en el aire sin una explicación científica y metódica, para que todo ello en un día, lejano o no, despierte en quien lo viva un instante mágico, una remembranza nostálgica, como imaginarnos pidiendo un 7/7 en la barra de nuestra Odisea particular.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Anda Pepe que se te nota un poco la edad. Yo me casé el año en que se estrenó la película y es para ver mi facha en la boda y la de mis amiguetes. Gracias por el recuerdo.