22.4.08

Soy un corporativista, poco profesional y un vago. Lo siento.

Leo en Escuela una editorial que no tiene desperdicio. Ciertamente hacía años que no veía semejante grado de desfachatez en un medio que se permite obviar y calificar, como más adelante veréis, a la mayoría del profesorado que hemos dicho NO a la Ley de Calidad.

Su comienzo no deja lugar a la duda:
El Plan de Mejora y Calidad andaluz es un acierto
Bueno al menos para el 35% del profesorado, cosa que respetamos, aunque no compartimos el restante 65% de los docentes andaluces. A continuación deja claro quienes apoyan esta idea (yo como sabéis hubiese colocado sindicatos oficiales pero uno es parcial, lo reconozco)...
mayoritariamente respaldada por toda la comunidad educativa andaluza: sindicatos, padres y madres, estudiantes, y empresarios de la enseñanza privada
. Desconocía yo que los padres y madres, así como estudiantes lo hubiesen apoyado, pero claro debe ser que me dedico poco a esto de la enseñanza, aunque ya me pone en guardia que la enseñanza privada lo vea bien. ¿Acaso esperan recoger lo que salga de las escuelas públicas después de aplicar esta ley?

Pero como decía aquel dibujo animado.."No se vayan...aún hay más". Y es que este periódico sabe por qué esta ley ha sido rechazada (aunque eso no lo dice)por el profesorado andaluz y lo explica...
¿Porqué el Plan de Mejora ha despertado tantos temores en algún sector de la comunidad educativa? La difusión esquemática y simplista que la mayoría de los medios de comunicación hicieron en su día de la noticia ha calado en cierto sector del profesorado, en especial en la enseñanza Secundaria, de forma negativa. Una situación que no ha sido contrarrestada ni por la Administración educativa andaluza ni por los sindicatos mayoritarios (CCOO, UGT y ANPE) que desde un principio han apoyado la LEA en toda su extensión. La Junta de Andalucía tiene que coger el rábano por las hojas y empezar a hacer buena pedagogía sobre el Plan de Mejora y Calidad que desde Escuela consideramos un acierto.

Pero quizás lo que más frene la iniciativa sea la cultura pedagógica de gran parte de nuestros profesores ¿Qué les hace diferentes de otros colectivos tanto de la empresa pública como de la privada que sí son evaluados y, además, obligatoriamente? Este es el meollo del asunto. El profesorado español no está acostumbrado a ser evaluado, ni tampoco a rendir cuentas ante la Administración educativa ni ante la sociedad. Y sin una cosa ni la otra no es posible mejorar la calidad del sistema educativo público. En ocasiones da la impresión de que igualitarismo, "el café para todos" y la apelación constante a la vocación, lo único que esconden son las vergüenzas de muchos docentes faltos de la profesionalidad que se requiere para estar en un trabajo tan importante como es el de enseñar y educar.

En fin decir que el que no aparezca un sólo compromiso de la Administración en la ley es un argumento simplista me indigna. Como una especie de voz de su amo viene a decir que lo que tenemos es miedo de ser evaluados; ¿quién ha dicho eso? ¿qué pasó con aquellas evaluaciones de centros? Pues que se dejaron de hacer porque se veía que la mayoría de los problemas radicaban en el diseño educativo que desde la administración se hacía:ratios, profesorado, dotaciones, estructuras,... y no iba la Administración a echarse la culpa. Por eso surge esta ley que deja toda la responsabilidad en manos de los docentes a los que se evaluará no de cómo trabajan (no hay un sólo item que valore esta actividad) sino sólo de los resultados obtenidos, y me remito a la Ley, por si alguien me dice, con página y línea, lo contrario.

Luego una manita de barniz para que definir al docente necesario, el que obtiene resultados, nada de aprender a aprender, ni de procesos. Aprobados y buenas estadísticas que vender...
Profesionalidad. El maestro y el profesor han de ser ante todo grandes profesionales. Son trabajadores con unos objetivos muy bien marcados, donde los resultados son cruciales. Y ha de tener una formación que favorezca su trabajo académico pero, también, su trabajo de cara al público que son los padres y las madres y los alumnos y alumnas. Un público que tiene derecho a estar satisfecho con su labor y a manifestar su grado de satisfacción. Y una Administración educativa que debe de estar a la altura de las expectativas, y que tiene el derecho de hacer un seguimiento y una valoración de cuantos objetivos se van alcanzando en el trabajo docente y a la vez tiene el deber de asesorar al profesorado y formarlo adecuadamente para los nuevos retos de la sociedad del siglo XXI.

La profesionalidad no es algo nuevo para muchos docentes. Algunos y algunas trabajadores del sector llevan años cambiando metodologías, agrupamientos, formas de organización, para reducir el fracaso escolar y mejorar todo el proceso de enseñanza-aprendizaje en nuestra escuela e institutos. Cualquier intervención se ha fundamentado siempre en un proceso cíclico de reflexión, formación, innovación y evaluación; y si parte del colectivo no lo ha hecho así, habrá que recordarle que nunca es tarde para empezar.

Elaborar y desarrollar un buen plan de mejora y calidad requiere de un esfuerzo y de un tiempo que deben ser incentivados: en salario profesional y en dotación de recursos humanos y materiales para los centros. Lo demás es un mal sueño del que tiene que despertar el sistema público educativo
.

Un poquito de buenas intenciones, no vaya a salir la cosa muy mal ...
Harán falta más inversiones y más ideas para terminar articulando un sistema educativo de calidad y las seguiremos demandando desde el periódico Escuela. Se tendrán que corregir y ajustar algunos elementos del Plan de Mejora, y habrá que estar muy pendiente para que no se traicionen los principios que lo fundamentan; pero meternos en la demagogia fácil, en el corporativismo barato; instalarnos en la queja permanente no beneficia en nada ni a la función docente ni a los alumnos y alumnas que, al fin y al cabo, son por quienes nos levantamos cada día
.

Ycomo decía nuestro paisano Quiñones de los relatos, la "puntada final" para cuadrar la editorial...
Y otra cosa, los que han dicho "no", lo han gritado a los cuatro vientos, están en su derecho; mientras los que han dicho "sí", que también son muchos y muchas, sencillamente se han puesto manos a la obra desde el primer día. Estos docentes son los que hacen progresar la escuela pública.
Eso, que estoy en mi derecho (faltaría más) pero soy mal profesional, porque he dicho no a esta ley.

Qué bueno que personajes como estos, que firman estas editoriales carentes de respeto (¿qué sabe de mí?, ¿cómo se atreve a cuestionar mi profesionalidad sólo por el mero hecho de no aceptar una ley?, ¿este es un planteamiento democrático negando su profesionalidad al 65 % de los docentes?), se dediquen como los políticos a elucubrar en las alturas enmoquetadas, dejando las cosas importantes, la tiza, la educación del día a día, en manos de otros que sí saben lo que es trabajar y luchar por una calidad en la enseñanza, aunque tengan el defecto de pensar y leer lo que se les pone por delante



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¿Por qué llega Escuela Española a los colegios? Ummmmmm .......

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