5.4.08

Un comentario.


A raiz de la entrada anterior un compañero me comenta que me entiende perfectamente, a lo que yo le pido que me explique mejor esa comprensión suya hacia mi bloqueo. La respuesta que me dio es de una sencillez tan grande que tal vez por ello no la haya comtenplado. Comenta mi compañero que al llevar dos años con los mismos alumnos/as, muchas horas cada día, esos niños han perdido misterio para mí, y por tanto me es poco gratificante dedicar tiempo a pensar si este o aquel libro le irá mejor a este o aquella alumna. Si lo mira uno con cierta tranquilidad no deja de tener sentido. Conocer mucho puede permitirte perder una cierta atracción, una cierta fertilidad mental que todos sentimos hacia lo desconocido, que trasladado al campo de la literatura para recomendar, pudiera hacernos pensar que al conocer tanto a un alumno la recomendación va a resultar, va a ser "efectiva", cerrando la puerta a un posible rechazo, que conllevaría una reflexión de por qué no le ha gustado, pero también cerrando la puerta a un posible "éxtasis lector" puesto que le damos algo que sabemos va a gustarle y de esa forma no dejamos paso a un descubrimiento completo. Creo que me ha quedado un poco farragosa la explicación, pero así ando estos días.

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