4.1.09

Consumo en Navidad o simplemente consumo.


El consumo se afronta en el currículum educativo desde diversos frentes y con distintas perspectivas de trabajo, pero no me gustaría hoy detenerme en ellas que para eso andan por ahí Proyectos Curriculares, Planes de Centro, Ejes transversales, y un largo etcétera. Hoy me paro a pensar en el consumo como eje central de una festividad. Y es que basta salir a la calle en estas fechas para enfrentarnos a una muchedumbre, de la que uno, por supuesto, también forma parte, que camina con prisa, con miradas casi desencajadas en busca de un algo que regalar, convencidos, siempre, que hay algo que falta por comprar o un chollo que descubrir, con colas eternas ante una caja mientras la música envuelve al conjunto, una muchedumbre que cada día se renueva, pero que siempre parece la misma y en la que, invariablemente, siempre acabas encontrando a alguien conocido y con el que mantenemos la típica conversación "muletilla" apropiada para la ocasión y repetida varias veces, y en varios años sucesivos.


Sin embargo me pregunto qué es lo que nos lleva a este tipo de comportamiento. Nuestra sociedad siempre ha sido, al menos la de mi infancia la recuerdo así, un grupo un poco reticente a mostrar en público sus deseos, sus ganas de ostentación, y probablemente influida por la educación predominantemente católica, tendía siempre a ocultar ese afán, hoy casi desmedido a pesar de la ya famosa crisis, al consumo.


Probablemente la ley, y la posibilidad, de la demanda controlaba la oferta, mientras que hoy sucede al contrario, aunque el tipo de sociedad que hemos ido creando desde los 80 siempre ha ido amoldándose a necesitar del crecimiento del consumo para sostener su propio crecimiento. Aquí es donde la escuela toma su papel y pretende educar al ciudadano a enfrentarse, afrontar, comprender, contener, etc... su deseo de consumo.


Sin embargo es tarea difícil, por no decir dificilísima, educar a un joven, a un adolescente en cómo enfrentarse a todo un mundo de deseos ofrecidos, al alcance de su mano, o de sus posibilidades de crédito, cuando es precisamente ese consumo el que da sentido al mundo que le rodea, y en la que la escuela es un apéndice más de ese cuerpo general que es la sociedad. Consumir es sinónimo de vivir, de disfrutar. La necesidad del hombre de sentirse unido a un grupo se ha desarrollado en multitud de situaciones desde las cavernas, siendo hoy día los macrocentros comerciales los nuevos templos de reunión, los que dan sentido a esa necesidad gregaria del ser humano. Como bien dice Baudrillard "El consumo es un modo activo de relación (no sólo con los objetos sino con la colectividad y el mundo)un modo de actividad sistemática y de respuesta global en el que se funda todo nuestro sistema de cultura".


Así que consumir o no consumir... educar en el consumo o educar para cambiar el modo de vida de la sociedad actual, esa es la cuestión. En fin, me voy a comprar mis regalos.

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