23.1.09

Cuando la sencillez toma cuerpo.


Digo, tal vez demasiadas veces, que cuando se habla de educación los políticos y demás habitantes de las habitaciones enmoquetadas y climatizadas, suelen querer poner el acento en lo que no puede verse, la EDUCACIÓN con mayúsculas, y los de a pie, los de la tiza, o el portátil, en la mano, nos gusta centrarnos en la educación en minúsculas, en la de Anita o Alberto, en la de 2ºA o el ETCP. Sin embargo se encuentra uno con sorpresas como esta carta que reproduzco que con una sencillez expositiva magnífica, al menos a mí me lo parece, pone sobre la mesa la realidad del momento educativo en que nos encontramos.




La problemática que, a mi juicio, trae consigo la política educativa de la Consejería de Educación es la multiplicidad de actuaciones dispersas, en la mayoría de los casos inconexas, que condicionan en los centros la actuación globalizada y unitaria que el Plan Anual debe entender. Dificultades añadidas para coordinar de manera coherente proyectos, planes y programas en un desarrollo concreto de acción educativa.Últimamente están proliferando una serie de decretos y normas que si no ponen en serio peligro el ser y el hacer de la escuela al menos nos sitúan ante la tesitura de tener que plantearnos, aún más, hacia donde vamos. Son demasiadas las disposiciones que salpican poco a poco la vida escolar y que no responden a una estructura coherente sustentada en principios educativos sólidos. Cuando más, se vislumbra un enfoque directo a considerar la escuela como si de empresa privada se tratase y, en consecuencia, su rendimiento directo debe estar sometido a especiales incentivos ecónomicos para el docente, a reducción de horarios lectivos por otros servicios ajenos a su competencia, a concesión de títulos y certificaciones que ponen en valor horas de dedicación a efectos de méritos para oposiciones, concursos y promociones; a directores gerentes con equipos directivos distanciados y distantes, a planificación cada vez más alejada de la elaboración colectiva, de la participación y de la gestión democrática de los centros.
La Orden sobre programas de calidad y mejora de los rendimientos escolares fue un paso más, un paso grande a mayor abundamiento, para potenciar esta mezcolanza derivada del carácter voluntario de la adscripción de cada centro, que luego en la práctica se premia o se pena precisamente por esa decisión democráticamente tomada (véase como ejemplo la cobertura de bajas). Y todo ello al margen del desarrollo y seguimiento que de dichos programas y de tantos otros se hace ( o no se hace) desde la administración educativa, llevándonos a pensar que estuvieran planificados más para la publicidad estadística que para su verdadera implantación. Y que en la mayoría de los casos sólo los salvan, aunque sea en parte, la dedicación y el compromiso de los propios docentes En cualquier caso sigue primando el voluntarismo, la oportunidad, la ocasión para… Y así en los Planes de Apertura, en los Programa de acompañamiento, en El deporte en la escuela, en el Plan de salud laboral y P.R.L., en los Proyectos TIC, en Lectura y Bibliotecas, en Escuela Espacio de paz, en Coeducación.Y ahora, todavía no es el colmo, el Decreto de calendario y jornada. Así porque sí, sin reflexión colectiva, sin debate, sin negociación. Sin gracia ni desgracia. Lo grave es la improvisación, las medidas unilaterales, la información a medias venga de donde venga, los argumentos camuflados, etc. etc.
Y un Servicio de Inspección Educativa que hace mutis por el foro, que calla, que no se pronuncia, que es secuestrador de su propia palabra. ¿Nos podrían decir cómo se hace cuando en un centro educativo parte del profesorado se adscribe al Programa de mejora y parte dice que no? ¿Nos querrían explicar cuál es la fórmula para una organización adecuada en dicha situación? ¿Nos asesorarían de las bondades o malicias de esos cinco días mágicos en contraposición con las multiples pérdidas de horas lectivas por bajas sin cubrir a lo largo del año? ¿Es posible alumbrar qué papel nos corresponde para compaginar la vida laboral y familiar de la ciudadanía andaluza? ¿Deberíamos contar con colaboraciones pedagógicas y de psicología evolutiva para pensar también en el niño, en la niña, que se despierta en la escuela y lo recogen, otra vez dormido/a, al caer de la tarde?Además de esas actuaciones de la inspección, las homologadas, las habituales, las específicas, además de controlar y supervisar, que es una de sus funciones prioritarias, ¿se podría colaborar ante tanto batiburrillo para mejorar la práctica docente?, ¿ participar en la evaluación del sistema educativo desde abajo y para arriba?, ¿asesorar, orientar, informar a los distintos sectores de la comunidad educativa sobre lo que está pasando? Pues aunque la dirección y coordinación del servicio dependan del titular de la Viceconsejería de Educación por el principio de jerarquía, ¿ es que la especialización y la profesionalidad no permiten emitir valoraciones técnicas desde ese otro principio de actuación cual es el trabajo en equipo? Porque, a lo mejor, también está haciendo falta. Pero…, diréis, ¿y quién eres tú para pedirlo? Eso digo yo.

Paco Prior Real, director del CEIP La Paz de San José de la Rinconada

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