20.1.09

Contestador y otras copias notables.

Hoy voy a dejaros varias de las cosas que he encontrado en los blogs que habitualmente sigo y que tenéis acceso en la barra lateral. Después de unos días agotadores creo que ellos, y ellas, mejor que yo tienen cosas que poner en el Pizarrín.





Este otro proviene de A pie de aula. Me recordó a mis años de maestro en un Aula de Adultos.

"He venido a la escuela porque me gustaría aprender a escribir"

La autora de la frase no es otra que una anciana de 82 años que se personó en la puerta de un colegio en busca de un maestro que la enseñara a escribir. Cuando leí la historia de Mari en la columna de Rosa Montero (13.01.09), me acordé de otra historia con tintes similares.
Cuando yo era una treceañera algo despreocupada, ocurrió en casa algo insólito. Mis padres quisieron asegurar a la señora que cuidaba de mi abuela, pero se encontraron con que no tenía ningún tipo de identificación. Iniciaron, entonces, un periplo administrativo para conseguir su partida de nacimiento y así poder tramitar su documentación. Las pesquisas llevaron a mi padre a un pueblo andaluz en el que no existían los archivos anteriores a la Guerra Civil, porque se habían destruido durante la contienda. El párroco accedió a expedir una partida de bautismo, en la que se anotó una fecha de nacimiento aproximada. Mi Mari nunca supo la edad que tenía. El día que mi padre la acompañó a las oficinas del DNI (nunca había tenido hasta entonces), se avergonzó de no saber escribir su nombre.
Desde ese día, se sentaba a hacer los deberes con mi hermana y conmigo. Nos observaba con una admiración sin límites, así que decidimos enseñarle a leer y a escribir lo suficiente como para que pudiera ir al mercado sin tener que preguntar los precios a las vendedoras y para que pudiera saber qué día señalaba el calendario de la cocina. Aprendía con interés, pese a sus dificultades por coger el lápiz. El día que logró escribir su nombre, supo que ya no volvería a ser la misma. Descubrió el milagro de la escritura.

¡ Cuántas cosas mágicas trae la lectura, la escritura, la charla, la relación con otros compañeros y compañeras,...! En el fondo el descubrimiento de ese uno mismo que no se sabía dónde estaba.

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