7.7.08

Tiempo de vacaciones. (Y tiempo)


Hoy hace una semana que se cerraron los colegios, o al menos los docentes dejamos de ir.

Cuando empecé en esto de la docencia el paso de las clases a la semana final de curso con relleno de actas, memorias, inventarios, etc... me suponía un pequeño desasosiego; pasar del griterío al silencia, del olor a clase llena, a ese olor a polvo de tiza que ocupa en el aula vacía el espacio de los alumnos.

Luego el empezar las vacaciones, ese primer día en que puedes levantarte más tarde, no preocuparte por lo que tienes que hacer en el aula, no tener que pensar más allá de esos instantes, eso, lo podía hacer sin transición entre un tiempo y otro. Los estados de ánimo diferente fluían de forma plácida y sencilla desembocando en la sensación agradable, y necesaria, de estar de vacaciones.

Sin embargo, cada año me cuesta más abandonar el "chip" del día a día, desconectarlo, para empezar a pensar en vacaciones. Donde antes no era necesario una transición, un periodo de adaptación, ahora se hace no sólo necesario, este tiempo, sino evidente. No soy capaz de concentrarme en mi ocio, como si una especie de maldición bíblica me obligase a dedicar tiempo a esas pequeñas, o grandes cosas, que he dejado por hacer o a medio terminar en el colegio, impidiéndome disfrutar del tan bien merecido, y necesario, asueto. Y es que cada vez me produce un poco más de ansiedad llegar a las vacaciones y un poco más de trabajo aceptarlas, no por el uso que vaya a hacer de ellas, que ya sabemos que el mejor uso de ese tiempo es perderlo, sino por la sensación de fragilidad que uno percibe en el final de cada curso, que en el fondo, tras tantos años, es una parte de uno mismo que se rompe y que, como cada principio de curso, hay que recomponer para que pueda romperse al final.

P.D.: ¿Será que los años empiezan a hacer mella en uno?

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