20.11.08

Cuentas.


En estos días andamos por los colegios e institutos de Andalucía revisando, estudiando, proponiendo soluciones, etc... sobre los resultados obtenidos por nuestros alumnos y alumnas en las Pruebas de Diagnóstico. Básicamente no se va a ver si lo que se propuso el curso pasado, o el anterior, ha sido de utilidad, si el formato de las pruebas se ha mantenido o modificado, etc... Como siempre habrá un Power Point de la Administración sobre el asunto y otra vez a decir lo mismo, porque pretendemos cambiar todo para que nada cambie. ¿Ha aumentado el número de docentes de apoyo en los centros? ¿Se ha reducido la ratio? ¿Se ha consultado con los docentes "de a pie", los que se patean cada día las aulas, qué y cómo preguntar o se ha hecho todo a mejor gloria de las estadísticas de nuestra Consejería?

Pero no es de estas cuentas de las que quería hablar, pero la conversación que he dejado antes de sentarme a escribir iba sobre estos números. Pensaba escribir de un programa de televisión, que se emite en "prime time" y que trata sobre cómo ayudar a familias que se encuentran en problemas económicos.

En el último programa, y único que he visto, aparecía una familia, de clase media, con un hijo adolescente. Sus problemas económicos eran evidentes, pero lo que de verdad me llamó la atención, y da origen a esta entrada, es cómo se trataba al adolescente.

Mientras que la familia, como elemento común, se planteaba una serie de normas, a la hora de dar la paga al adolescente (acostumbrado a vestir de marca, con dinero para todas sus "necesidades" de ocio, etc...) dadas las dificultades económicas y como forma de implicar al chaval en el proceso general, la persona "profesional" (ignoro su cualificación) que asesora a estas"concursantes", propone que se le pague al adolescente un dinero mensual (50 euros en concreto) pero que se le dé en función de pago por una serie de acciones que debe hacer: 4,5 euros por hacer la cama, 1,25 euros por tirar la basura, etc...

Ya de por sí me parece mal que no se implique a los chavales en la vida diaria como una de sus obligaciones. ¿Acaso no hay que hacer la cama, recoger la habitación, sacar la basura, etc... a diario? Si no se hiciera esto ¿cómo sería nuestra vida dentro de casa? Luego asociar obligaciones comunes y familiares con un pago transmiten en primer lugar la idea que no es necesario implicarse en realizar estas tareas, porque no lo hago, no cobro y ya está, dejando en segundo lugar que debe haber alguien en la casa que asuma esas tareas "por obligación", normalmente los padres.

Y creo que esta idea, cada vez más extendida, lejos de resolver un problema, lo que hace es crearlo de forma mayor aunque a la larga. Me explico. Cualquier adolescente e incluso menor, va a tener siempre un sin fin de excusas para no hacer ningún tipo de tareas "domésticas". Por tanto quedan dos alternativas, por un lado sentarse con ellos hasta que de una forma u otra acceda a cumplir con las obligaciones que se le encomienden, o bien pagar por ellas, con lo que no tenemos que discutir, dado que si no las hace no cobra y en paz. El problema grave de este sistema conductista de afrontar la educación en casa, es que se establece un sistema de relación basado en obtener algo "palpable" por las acciones que debieran reportarnos algo "afectivo", con lo que con el paso del tiempo pudiera establecerse, que todo tiene un precio y sólo debo hacerlo si obtengo algo de ello, pero no cualquier cosa, algo que pueda mostrar: dinero, un juguete, una prenda,...

Luego en los colegios hablamos del valor de aprender a aprender, olvidándonos que muchos de los chavales y chavalas que nos llegan siempre están, de antemano, "ajustando cuentas".

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