8.2.09

Calidad y práctica educativa.


Dándole vueltas a la presentación de la entrada anterior de El Pizarrín, no dejo de pensar en que usando las competencias, o cualquier otro aspecto del curriculum, podemos reflexionar sobre nuestra práctica docente, es más, no podríamos llamarla práctica si no hubiese una reflexión sobre qué y cómo, sobre cuándo y por qué, hacemos lo que hacemos en nuestro día a día.

Sin embargo creo que lo principal, lo que de verdad diferencia la "calidad" de nuestras clases, de nuestra práctica, no es el volumen de términos, de recursos, de medios,... que empleemos en ella, sino el acto de comunicación que supone en sí misma, que alcanza su máximo cuando aparece, cuando el alumno así lo capta, como una creación espontánea que se produce en ese instante mágico en que el saber que se transmite penetra en algún lugar de nuestro interior, busca acomodo y ahí espera pacientemente, años incluso, a que lo necesitemos.

Al menos a mí me lo parecía cuando D. Francisco García, mi maestro, explicaba una lectura (aquel maestro Garreta de S. Feliú de Guixols) un eclipse, aquella forma de restar con llevadas,...

Mi problema de ahora es saber si mis alumnos perciben eso o no.

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