31.5.07

Competencia.

Ahora que se empieza a vislumbrar en la cercanía el final del curso, como cada año, vendrán legislados desde las publicaciones oficiales montones de convocatorias, nuevas normativas y decretos, etc… justo en el momento, la administración lo sabe, en que no se va a tener tiempo para analizarlas, debatirlas y adaptarlas al contexto concreto de cada centro.

Probablemente el primer tema que se trate será el de las ya famosas “competencias” o lo que es lo mismo la necesidad de los centros de buscar una enseñanza más preocupada por las competencias, entendidas estas como una forma no muy bien definida de preparación para enfrentarse a la vida diaria que el estudiante debe tener, que por los conocimientos que el profesor tiene que transmitir. O lo que es lo mismo definir qué necesidades de cara a su enfrentamiento con la vida tiene un escolar de Primaria y actuar en consecuencia dotando al alumno de esas competencias.

Personalmente no puedo entender que lo que tengo que enseñar como profesor deba ser distinto de lo que los alumnos tienen que aprender, porque en ese supuesto caso ¿para qué estamos los docentes? Quizá esto venga a responder a una serie de pensamientos en los que se quiere vender que el aprendizaje puede realizarse bajo cualquier modelo e independientemente del esfuerzo y de cierta supervisión técnica, sobre todo en los niveles menos autónomos. No hace mucho una conocida marca de cereales de desayuno regalaba con su producto un CD con el que los niños aprenderían, “sin esfuerzo y divertidamente”, el cuerpo humano. Quiero pensar que esto no responde a este tipo de planteamiento educativo.

Más bien pueden ir enfocadas a distinguir, estas competencias, como la necesidad de distinguir entre saber y saber hacer, entre un conocimiento académico y un conocimiento más práctico. Pero, claro, que si este distinto enfoque sobre qué y cómo aprender en las escuelas, se propone como reto a estas alturas del curso, en plenas evaluaciones, con el cansancio y los nervios propios del final de cada curso, aderezados por el maremagnum casi infinito de papeles que hay que rellenar, queda bien a las claras que esta postura, que en principio es necesaria y útil para todo el colectivo, no es sino otro brindis al sol de nuestros políticos, una forma más de responsabilizara a la escuela del estado actual en que se encuentra. No quiero con esto disculpar a los que en ella trabajamos. Por todos es conocido que a pesar de LODEs, LOGSEs, LOEs y demás, hay quien cierra la puerta de su clase y ejerce de pequeño rey taifa, manteniendo la misma enseñanza de hace treinta años. Sin embargo no es menos cierto que aquellos que se preocupan no disponen ni del tiempo ni del apoyo de la administración para llevar a cabo lo que ella misma propone y luego auto fagocita dejando en agua de borrajas lo que debiera ser su competencia. Anda qué curioso, su competencia…

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