12.11.08

Encantos Especiales.


Nunca se sorprende uno de lo que la capacidad de los docentes de a pie, esos que estamos en las aulas cada día, es capaz de crear. Durante años me he encontrado con verdaderos artesanos y artesanas de la docencia capaces de crear pequeños milagros pedagógicos que en la mayoría de los casos no salían del microcosmos de su aula, excepto en las mentes de sus alumnos. Un pequeño montaje para explicar un eclipse, una particular forma de explicar la resta con llevadas, ... Aún recuerdo aquella maestra,¡tan mayor la veía!, en cuya clase, al entrar lo primero que se hacía ver, que te atraía la mirada como con una especie de imán, era un cesto con grandes cañas, en cada una de las cuales podía distinguirse un rectángulo de papel con un nombre caligrafiado en una preciosísima letra más propia de una caligrafía del siglo XIX. Al principio me dio vergüenza preguntar qué era aquello. ¿Cómo un recién egresado con ínfulas de estar al día en la más moderna didáctica y lector de autores actuales, defensores de una renovación escolar, iba a entrar a preguntar qué papel tenían aquellas cañas?

Pero sin embargo no pude ceder a mis impulsos y lo pregunté. Su respuesta y explicación tumbaron desde ese día, hasta hoy, mis prejuicios hacia los docentes "antiguos". Aquellas cañas eran el vehículo en el que cada alumno llevaba a casa, cuidadosamente enrollado para que ocupase el vacío hecho en el hueco interior de cada caña, la tarea personalizada que debía hacer en función de sus errores: cálculo, problemas, caligrafía, ortografía, conocimiento del medio, etc... y a la vez servía para que cada uno lo dejara, dentro de su caña, en el cesto donde Dª María los recogía y te dejaba el anterior corregido y el nuevo con la tarea del día.

He conocido a muchos docentes constructivistas, conductistas, de corte rígido y de corte pasivo, innovadores o tradicionales, en definitiva casi de todo, pero nunca he conocido a nadie que llevara la personalización de la enseñanza hasta ese nivel. Recuerdo que ante mi sorpresa, los compañeros de muchos años, que ya conocían este método, sonreían y alegaban su soltería, y el consiguiente tiempo para dedicarlo a esa tarea, para restarle importancia. A mi sin embargo me produjo tal efecto que desde entonces, sin poder llegar nunca a su nivel ni usar cañas, he procurado personalizar la enseñanza de alguna manera en cada alumno.

Pero sin embargo hoy os invito a visitar un blog muy especial, uno de esos blogs que te hacen renovar tu fe en la escuela, en sus posibilidades de motor de inserción, de transformación, en definitiva de cambio de los roles que muchas veces a priori, nuestra sociedad nos adjudica.

Se llama Encantos Especiales y se dedica a difundir las canciones que hacen los chicos y chicas de escuelas "especiales". Os invito a entrar en su página y escuchar sus canciones. ¡Qué bonito trabajo! En momentos así me gustaría saber de música o al menos tener un cesto de cañas.

1 comentarios:

claudio balducci dijo...

gracias pepe
un abrazo